31 de mayo de 2007

Kafka en Burjasot

[Sin grandes cambios.17.1.1922 Diarios de Franz Kafka]


Mi amigo Tomás Bermudez me remite esta noticia aparecida en Valencia hace unos años:

"Una mujer denuncia en el juzgado de Burjasot, la transformación de su marido en cucaracha. Este hecho insólito ha motivado una investigación judicial. Dada la delicada situación de la familia el juez ha declarado el secreto sumarial. Aurelio que trabajaba en una entidad bancaria como apoderado, ayer llegó a casa como todos los días a las ocho y media de la tarde con un sobre en la mano. Cuando Gregoria entró en su habitación para avisarle que la cena ya estaba preparada, vio cómo una silueta se replegaba silenciosamente sobre la mesa de escritorio hasta quedarse reducida a una simple cucaracha. La cucaracha caminaba despacio por las lineas de una carta con membrete del Banco. Era la carta que Aurelio leía al transformarse en cucaracha. Según informa un compañero de Aurelio, este trabajaba en el Banco desde hacía unos veinte años. Sus únicas preocupaciones eran su familia y su oficina. Últimamente estaba triste. Cuando el servicio de auditoria detectó su tristeza, le propuso firmar un escrito en el que reconocía su falta para de este modo, le dijeron, poder informar favorablemente a la superioridad; ayer recibió la carta de despido.
Un ilustre científico de Valencia piensa que este es un caso de identificación extrema entre sujeto y objeto de una pasión. Se sintió tan miserable y tan pisoteado por su Banco que deseó ser aquello que más amaba desde niño, una Blatta Orientalis."

Tomás me informa que el juez no admitió a trámite la denuncia, pero Gregoria sigue cuidando amorasamente a su Aurelio.

30 de mayo de 2007

B. S. JOHNSON

Hay escritores como el inglés Brian Stanley Johnoson (1933-1973) que disfrutan de un reconocimiento pobre y esporádico mientras viven, y por esto fuera poco después se hunden en la niebla espesa del olvido.

Escribió historias que daban al lector la oportunidad de fabricarse, con el material literario que el ofrecía, otras historias con su propio desarrollo. Su libro Los Desafortunados fue publicado en 1969 en una cajita de hojas sueltas que el lector podía intercambiar como deseara, en cierto modo podía “fabricarse” su propio libro-objeto único (Cortazar en 1963 se adelantó con su Rayuela aunque en formato de libro cosido). En este relato B.S.Johnson expone de forma subjetiva sin grandes artilugios literarios, a partir de recuerdos, la verdadera historia del conocimiento y muerte por una enfermedad cancerosa de su amigo Tony. Sujeta la historia elegíaca a un principio y fin determinado pero todo el cuerpo del relato, dividido en veinticinco partes sin numeración, describe una crónica periodística de un partido de fútbol y el itinerario marcado por la enfermedad hasta la muerte de su amigo, la memoria de la enfermedad. Corresponde a una historia humana convencional un formato literario informal porque todo el relato se abastece de recuerdos y los recuerdos son espontáneos, desordenados, únicamente atados al inconsciente. Quizás sea el reflejo de nuestra propias vivencias, somos conscientes de lo finalizado y de los primeros recuerdos, luego vamos dibujando una colección de imágenes intercambiables, si queremos ordenarlos tenemos que poner en juego otras reglas de la memoria temporal.

B.S. Johnson si buscaba el éxito no lo halló, publicó seis libros alguno alabado por Samuel Beckett , y para acabar su propio relato en 1973 se suicidó.

25 de mayo de 2007

NUBES DE OLVIDO Y SILENCIO

Todos los días hay que recordar para no estar muertos.

El 24 de mayo de 1941 murió en Paterna Juan Bautista Peset Aleixandre, Rector de la Universidad de Valencia, condenado a muerte por los vencedores de la guerra civil y fusilado por el delito de “adhesión a la rebelión”. La ciudad de Valencia le ha dedicado un hospital y una avenida, la Universidad guarda su recuerdo, pero en las instituciones políticas y en la sociedad civil sólo veo nubes de olvido y silencio.

Reproduzco el final de un artículo titulado: Peset Aleixandre i la memòria democràtica firmado por Gustau Muñoz que aparece en el diario EL PAIS de hoy:

“No és una exageració trobar una genealogia entre la València que cremà la família de Joan Lluís Vives, la que executà el mestre Ripoll, la que aconseguí l’afusellament de Peset, i la que, als anys de la transició i posteriors, perseguí, agredí, insultà i posà bombes contra coneguts intel·lectuals. És tota una manera de fer, un menyspreu per la cultura, la raó i la civilització, que continua arrelada i present avui mateix en actituds prepotents i viscerals, enormement agressives, fomentades, potenciades i finançades a mans plenes. Només cal obrir una mica els ulls i deixar d’autoenganyar-nos. La clarificació col·lectiva resta pendent. I en dies com aquests faríem bé de tenir-ho present”

¿Por qué cuando el olvido y el silencio se apoderan de una sociedad, la historia se repite?

24 de mayo de 2007

KAVAFIS Y LA MÚSICA SUBLIME DEL PERDEDOR

Cuando en los espectáculos únicamente brillan los que triunfan, cuando en los centros de formación miden su rendimiento con el número de los que acaban con nota media alta, cuando las empresas son centros de vencedores, cuando en política únicamente se habla de ganar votaciones no de convencer, cuando la dignidad no se reconoce más que en los que no inclinan la cabeza, cuando en casa no se enseña a saber perder, entonces conviene leer de tarde en tarde, a la sombra de un limonero o de un pino piñonero, a Konstantinos Kavafis que nos dice qué hacer cuando el azar, los dioses, nos abandonan y estamos sordos al portazo sublime:

EL DIOS ABANDONA A ANTONIO

Cuando, de pronto, a medianoche oigas

pasar una invisible cofradía

con música sublime y vocerío,

tu suerte que declina, tus empresas

frustradas, los sueños de tu vida,

errados todos, en vano no los llores.

Como si tiempo atrás ya lo esperases, con bravura,

di adiós a Alejandría que se aleja.

Sobre todo no trates de engañarte: no asegures

que fue un sueño, una mera ilusión de tus oídos;

tan vanas esperanzas no consientas.

Como si tiempo atrás ya lo esperases, con bravura,

como cuadra a quien de tan gran ciudad ha sido digno,

llégate con paso firme a la ventana

y escucha, emocionado, mas sin quejas

ni súplicas llorosas de cobardes,

mientras gozas por vez postrera de los ecos

e instrumentos sublimes de esa comparsa mística,

y di adiós a Alejandría, a la que pierdes.

(Traducción de José García Roca)

22 de mayo de 2007

AVERROES Y LA PROCESIÓN


La torre del templo, muda pero iluminada, preside el inicio de la procesión por las calles del barrio. Las dos filas de mujeres se ponen en marcha, despacio, con sus velas encendidas. No cantan, hablan bajito. Dos mujeres con ramitos de flores van vestidas con lujosos trajes de huertanas. Detrás de ellas la imagen virginal es arrastrada en un carricoche sencillo, sin luces, que empujan cuatro hombres trajeados y repeinados, preocupados, como si no supieran cómo va a responder el carromato que han estrenado. Justo detrás dos hombres canosos vestidos con túnicas blancas y puntillas, dan órdenes a los del carrito para que vayan más despacio. La marcha se inicia al redoble un tambor roto por las trompetas, clarinetes, trompas y flautas de una banda formada por unos diez jovencitos uniformados. Las aceras de la calle están casi vacías, unos pocos niños con sus madres y unos ancianos que se alejan en dirección contraria. La música llena la calle y la procesión se aleja. Detrás, una fila de ocho coches espera impaciente el final del desfile religioso.

Cierro la ventana y vuelvo al estudio a leer La busca de Averroes de Jorge Luís Borges : “Abulgualid Muhammad ibn-Ahmad ibn-Rushd (un siglo tardaría ese largo nombre en llegar a Averroes, pasando por Benraist y por Avenryz, y aún por Aven-Rassad y Fliliu Rosadis) redactaba el undécimo capítulo de la obra Tahafut-ul-Tahafut (Destrucción de la destrucción), en el que se mantiene, contra el asceta persa Ghazali, autor del Tahafut-ul-falasifa (Destrucción de filósofos), que la divinidad sólo conoce las leyes generales del universo, lo concerniente a las especies, no al individuo”. El silencio había vuelto a la calle, apenas roto por algún coche. “Pocas cosas más bellas y más patéticas registrará la historia que esa consagración de un médico árabe a los pensamientos de un hombre (Aristóteles) de quien lo separaban catorce siglos; a las dificultades intrínsecas debemos añadir que Averroes, ignorante del siríaco y del griego, trabajaba sobre la traducción de una traducción. La víspera dos palabras dudosas lo habían detenido en el principio de la Poética. Esas palabras eran tragedia y comedia.”

Un estruendo estalló en la calle, al abrir la ventana aún se sentía la nube de pólvora explosionada cerca de la entrada de la Iglesia, todos en silencio recién terminado el desfile procesional escuchan el sonido metálico del himno nacional de España que la menguada banda toca cansada.

Volví a mi estudio y al terminar la narración de Borges: “Sentí que Averroes, queriendo imaginar lo que es un drama sin haber sospechado lo que es un teatro, no era más absurdo que yo,…” quedé pensativo.

Una pregunta estalló en mi cabeza ¿algún día oiremos en la calle, al final de una procesión musulmana, el himno nacional de España? Cerré el libro y busqué en Aforismos de Lichtenberg (1774) una respuesta como aquella que dice: Dios creó al hombre a su imagen significa, probablemente, que el hombre creó a Dios a la suya.

20 de mayo de 2007

Antonin Artaud

Hoy comienzo a describir mis Montañas. Esos grandiosos “accidentes” geográficos del pensamiento que pueblan el paisaje que me rodea y que frecuento. No hablo de la montaña unamuniana como símbolo de esa fuerza imponente que es la Fé, el mundo de las creencias, hablo de lo que son mis escritores que descubro o que más releo porque sus pensamientos me pidieron esfuerzo para disfrutar, como en la ascensión a una lejana cima de la montaña cercada de bosques poblados de dioses.

La primera Montaña, por aplicar un orden, es Antonin Artaud, un loco literario que el mismo se calificó como enfermo eterno. Escribió poesía y teatro, fue perseguido, rompió con los surrealistas y con Celine, murió sin apenas darse cuenta unos meses antes de nacer yo.

Hoy precisamente he leído unos párrafos de Pedro Casariego que pueden ser un buen sendero para empezar la subida hacia la cumbre:“También mis calzoncillos son vida, y son espirituales. Pero el calzoncillo es algo efímero, menos duradero: intercambia tan rápidamente información con el cuerpo, con la vida, que hay que llevarlo cada poco a la lavadora para practicarle un lavado de cerebro y que no se vuelva loco. Los manicomios están llenos de ropa interior; por los manicomios pululan los calzoncillos de los grandes pensadores de la vida… Un calzoncillo es la obra pictórica de un cuerpo salvaje. Un libro es la frustración, respetable o no, de un cuerpo civilizado”

Como dice Alberto Drazul “se sabe que la estructura fundamental de la locura está inscrita en la naturaleza misma del hombre, que nuestra sociedad nunca se ha pensado más profundamente que en sus locos, ¿entonces?

Hay un poema de Artaud que plantea muy gráficamente el papel del hombre en su incesante inquietud: LA BÚSQUEDA DE LA FECALIDAD. Estos son los primeros versos de su libro “Para terminar con el juicio de dios”:

Allí donde huele a mierda

huele a ser.

El hombre hubiera podido muy bien no cagar,

no abrirle el bolsillo anal,

pero eligió cagar

como hubiera elegido vivir

en vez de aceptar vivir muerto.

Para no hacer caca,

tendría que haber consentido

no ser,

sin embargo, no se decidió a perder

el ser,

es decir, a morir viviendo.

Hay en la existencia

algo particularmente tentador

para el hombre

y ese algo es

LA CACA

(aquí rugido)

Para existir basta con dejarse ser,

pero para vivir

hay que ser alguien,

hay que tener HUESO,

hay que atreverse a mostrar el hueso

y a olvidar el alimento.

El hombre prefirió más la carne

que la tierra de los huesos…

Ociosidad


Leído una tarde de calor ocioso en LIBRO DE LOS PASAJES de Walter Benjamin:

“Curioso entrelazamiento: en la Grecia antigua se despreciaba el trabajo práctico; aunque recae ante todo sobre los hombros de los esclavos, se le condena en absoluto, dado que delata un interés vil por los bienes terrestres (riqueza); esta mentalidad sirve entonces para al comerciante como siervo del vil metal: <<Platón prescribe en las Leyes que ningún ciudadano ejerza una profesión mecánica; la palabra banausos que significa artesano, se convierte en sinónimo de despreciable…todo lo que es artesanal o manual es vergonzante y deforma el alma al mismo tiempo que el cuerpo. En general, los que ejercen estos oficios…no tienen industria sino para satisfacer… ese deseo de riqueza, que priva por completo a nuestro tiempo de ratos libres>>. Se anteponen estudiosos pasatiempos (otium) al negocio (neg-otium).Pierre Maxime Schuhl.

Entre los requisitos de la ociosidad, la soledad posee una importancia especial. Pues sólo ella emancipa virtualmente a la vivencia de todo acontecimiento, por pequeño o nimio que sea: pone a su disposición, de camino a la empatía (una sintonización en sentido íntimo), a todo transeúnte como su sustrato. La empatía sólo es posible en solitario, por eso la soledad es requisito de la verdadera ociosidad.

En la sociedad feudal el ocio –estar liberado del trabajo- constituía un privilegio reconocido. En la sociedad burguesa ya no es así. En la sociedad feudal, el ocio del poeta es un privilegio reconocido. Es en la sociedad burguesa cuando el poeta se convierte en un ocioso.”

Y en ello estamos, ¿no?...

15 de mayo de 2007

La paradoja de EL ACORAZADO POTEMKIN

Muchas noches, al ver la televisión después de cenar, quedo atrapado por las mismas imágenes cotidianas que transmiten con sus contrastes de primeros planos con planos generales, su acción trepidante a través de líneas en diagonal, planos contrapuestos, insertos, escaleras, ritmo acelerado, la emoción de esas caras desencajadas por la euforia, de la que me llegan oleadas de bienestar, de fortaleza para el dolor y la adversidad. Cuando veo las escenas vigorosas que incitan a saltar de la butaca, tengo que agarrarme a un libro con el entusiasmo restallando en mis ojos para no salir disparado a la calle y buscar con desasosiego una agencia de viajes y cruceros, una tienda de perfumes, o de coches, relojes, o de apartamentos marinos.

Ahora en los medios de comunicación no se dice propaganda se dice publicidad, pero como una paradoja del destino el lenguaje cinematográfico ideado en 1925 por el lituano Einsenstein en El acorazado Potemkin, relato de un movimiento de rebelión contra los poderosos explotadores, para que el espectador sintiera hervir la sangre por sus venas y le impulsara a salir a la calle a apoyar la revolución comunista, ahora ese lenguaje revolucionario los publicistas lo utilizan para que salte del sillón y salga a consumir como un desesperado, de lo contrario no será feliz .

Agarrado al libro de Ricardo Piglia, ayer de Homero, que tengo entre manos consigo resistir el impulso de la propaganda. Una noche más he gozado de mi particular homenaje a Sergei Einsenstein, ahora sufragado por Marina D´Or, Audi, Resol, CocaCola, Chanel y no por el Soviet Supremo de la URSS.

13 de mayo de 2007

HIBRIS 2007




En la calle hace mucho calor que apenas puede mitigar la brisa que viene de la Malvarrosa. Los edificios que se construyen, en los últimos años sin orden ni medida, impiden el frescor del Mediterráneo.

Este mar que lleva en sus olas el recuerdo constante de los griegos que vivían en la otra orilla, en la época arcaica, hace más de dos mil trescientos años y su hibris. El hibris , ese desear más que la justa medida que el destino (los dioses, la naturaleza, la “civis”) nos asigna. La desmesura de los seres humano era la mayor de sus posibles maldades, el no querer aceptar el destino armonioso en este mundo, la acumulación, la grandiosidad que ofende y los dioses lo castigaban sin piedad. La encargada era Némesis.

En el grabado de Albert Durero, su Némesis sobrevuela la comunidad humana para impartir la justicia que sujeta (las bridas) y premia (la copa).Ella cubre con su manto el mundo visible sobre el que recaerá su venganza, sobre los seres que viven lejos de la moderación, la mesura y la sobriedad, exigencias necesarias para que el “nosotros” de la sociedad no sea destruido por unos pocos “malvados”. ¡De todo esto hace más de dos mil trescientos años!

Hoy, cuando veo los grandiosos edificios que se construyen en las ciudades, museos, palacios de congresos, de la música, circuitos de carreras, es como si la ciudad para sobrevivir necesitara estas manifestaciones de poderío o grandeza de cemento y cristal. No se crea riqueza para el futuro, se crean monumentos de vanidad estéril, inmensos contenedores sin contenido. Y lo que da pena es pensar que todo esto lo inician los políticos para “elevar” la autoestima, el orgullo de pertenencia a una tribu, pueblo, territorio, no la del ser humano sin distinción de fronteras y banderas. Yo espero que Némesis, la diosa griega del hibris, sujetará estos desmanes de nuestra época y confío que no lo haga como en el siglo pasado, cuando aun chispean los rescoldos de las dos últimas guerras mundiales en nuestras tierras de la culta Europa.

8 de mayo de 2007

Esta es mi libreta

Cada día estoy más asombrado por la disolución de los significados a la que son sometidas las palabras por esas divinidades omnipresentes y omnipotentes que yo llamo las tres “P”, es decir publicistas, periodistas y políticos. Se ha dicho que cuando la sociedad restringe su libertad, por los regímenes totalitarios o por cataclismos bélicos, el lenguaje sufre una transformación que disfraza algunos significados o resalta otros hasta entonces ocultos. El régimen nazi dedicó mucho esfuerzo a este fin; palabras como Heimat, Volk, Arbeit, Freihet, sufrieron los rigores de aquellas manos heladas por el odio. En el caso de Alemania, al terminar la segunda guerra mundial, ese retorcimiento del lenguaje había sido atroz. Pero las consecuencias también las sintieron todos aquellos escritores que no huyeron pero, por así decirlo, al permanecer en la “emigración interior” y constriñeron sin querer la creación al utilizar un lenguaje ocultista.

Ya el escritor Victor Klemper, además de filólogo, escribió sobre esta alteración del lenguaje por parte de los nazis (su libro Lengua Tertii Imperi de 1946 así lo expone), pero fue un poeta, GÜNTER EICH (1907-1972), el que resaltó este aspecto llamando a una vuelta a la utilización del lenguaje lejos de todo embellecimiento: “La obligación de la verdad, ésta es la situación a la que está sometido un escritor. No la lamenta, la aprueba, aunque sólo la haya conseguido al precio de una vida cómoda” (1947)

En 1945, al final de la guerra, Günter Eich internado en un campo de prisioneros americano inició, con este poema (Inventur), su particular lucha promovida en el seno del “Gruppe 47” para renovar el lenguaje masacrado por los nazis. Con una sintaxis simple como la empleada en los métodos de aprendizaje de una lengua extranjera, Eich describe sus objetos más valiosos (en un campo de prisioneros) que se inicia con los que le ayudan en sus necesidades físicas para continuar con, lo más valioso, la mina de lápiz como instrumento para comunicarse a través de la literatura en ésta es mi libreta.

Inventario

Éste es mi gorro,

éste es mi abrigo,

mis cosas de afeitar

en bolsa de lino.

Lata de conservas:

mi plato, mi vaso

rayado el nombre

en la hojalata.

Rayado con este

valioso clavo,

que de codiciosos

ojos protejo.

En la bolsa del pan hay

un par de calcetines de lana

y algo más, que yo

a nadie revelo,

así sirve de almohada

de noche a mi cabeza.

Este cartón está

entre mí y la tierra.

La mina de lápiz,

amo lo que más:

de día me escribe versos,

que de noche yo imagino.

Ésta es mi libreta,

ésta es mi lona,

ésta es mi toalla,

éste es mi torzal.

(Traducción Lina Sáenz Calvo)

El problema es ¿cómo llegar a los publicistas, periodistas y políticos para que sus libretas estén sometidas a la verdad?

6 de mayo de 2007

CABANYAL SOCRÁTICO


(Fotografía de Alfred Domínguez)

Ayer asistí a un encuentro de escritores, con asistencia de Susana Fortes, Julio Llamazares, Juan Cruz, Fernando Delgado y Benjamín Prado, en el que se planteaba qué puede aportar la literatura a la sociedad, cuando los poderes políticos están empeñados en arruinar un barrio como el Cabanyal de Valencia, cuando el progreso está unido a la destrucción de un paisaje urbano: testimonio de una lucha ciudadana, apoyo con su prestigio, memoria para el futuro...Lo que más se recalcó fue que la literatura tiene que ser el altavoz del que no tiene el poder.
De todo lo que hablaron lo más impresionante fue el agradecimiento de uno de los vecinos del barrio en lucha, agradecimiento porque les fortalecía su autoestima.
Hoy la prensa local no mencionaba nada del acto: el silencio.

Sin querer, he tomado un libro de Rainer Maria Rilke y leido de sus Elegías de Duino estos versos:
¿Quién, pues, nos dio la vuelta de tal modo
que hagamos lo que hagamos siempre tenemos la actitud
del que se marcha? Como quien
sobre la última colina que una vez más le muestra
todo el valle se gira y se detiene, se demora,
así vivimos nosotros, siempre en despedida.

Y en ese detenerse muchas veces nos ensombrece la mirada una nada llamada tristeza, que podemos superar con filosofía; esto es lo que nos muestra la magnífica página que ha escrito TABANO SOCRATICO y cuyo final transcribo:
-El hombrecito en su existir humano se va inventando estratagemas inquietantes para huir el vacío, maña que consiste en no hacer nunca cuentas con el presente; el abstenerse de él, romper permanentemente con él...proyectando compulsivamente el futuro.
Por eso nos quedaremos con esta frase de Ciorán que nos sirve de asidero ante el abismo infinito de la nada:"La filosofía sirve de antítdoto contra la tristeza. Y hay quienes creen aún en la profundidad de la filosofía"-