26 de diciembre de 2012

Nuevos paisajes


Hemos transformado el paisaje y él nos ha cambiado a todos los que vivimos en esta Europa sin norte. Ahora, pasear por la ciudad es ver la multitud de paisajes que interfieren sin darnos cuenta.

No existe el territorio, el paisaje ideológico que nos abruma en los medios, que llena nuestro barrio con lenguas ajenas, que vacía nuestras vidas,  el bosque de innovaciones que no nos deja ver el horizonte, todo me recuerda la frase de Baudelaire citada hace poco po V.M.: "Escucho temblando cada tronco que cae. El patíbulo que erigen no tiene eco más sordo"

Hace unos días, cerca de Sueras, pude acariciar troncos de alcornoque, su corteza rugosa y blanda, imperturbable, para ser arrancada cada catorce años. En la ciudad no existen esos ciclos, todo se transforma como si nevara, puro invierno y nosotros quietos, imperturbables. Nos cambian el paisaje y nos quedamos quietos como los alcornoques a la espera de otros catorce años.



8 de diciembre de 2012

Quignard y el paisaje que atrapa



"Un día me explicó que el paisaje, al cabo de cierto tiempo, de repente se abría, venía hacia ella y era el mismo luar el que insertaba en él, la contenía de golpe, venía a protegerla, hacía caer la soledad, la curaba. Su mente se vaciaba en el paisaje. Entonces había que colgar los malos pensamientos en las asperezas de las rocas, en las zarzas, en las ramas de los árboles, y ahí se quedaban. Una vez completamente vacía, el lugar se extendía ante ella tanto como en ella. El follaje se abría. Las mariposas y las moscas y las abejas comenzaban a revolotear sin miedo."

(Las solidaridades misteriosas, Pascal Quignard, Ed. Galaxia Gutemberg, 2012)

Un libro en el que los personajes sobre salen del paisaje sin hacer ruido, llenos de información de la protagonista ausente. Me ha gustado la forma de tratar el difícil tema del paisaje lleno de humanidad de Bretaña, este libro es un una obra land-art.

23 de octubre de 2012

Ya no vemos vivir la vida



"Se acercaba a la ventana. Los cristales estaban divididos por varillas de plomo cubiertas de musgo gris. A lo lejos se veía la bahía. Llovía. Sólo había cuatro barcos junto al pontón. Uno tenía el casco completamente azul. Un azul intenso sobre el agua oscura"

Relata P. Quignard el sueño de Meaume una noche de 1667, un sueño en colores. Como el cuadro de Hendrick Jacobsz en invierno con un enjambre de personas trabajando en el puerto de Ámsterdam. La silueta de los barcos nevados, quietos, en silencio, pero llenos de actividad, de riqueza, donde el tiempo y la acción sin nombrarlos son los protagonistas.

Terraza romana, otra vez leído y con la agradable sensación de que los enigmas que nos muestra son cercanos a pesar del misterio: "Hay una edad en la que el hombre ya no se encuentra con la vida, sino con el tiempo. Ya no vemos vivir la vida. Vemos el tiempo que devora la vida cruda. Entonces se encoge el corazón. Y nos aferramos a un pedazo de madera para ver durante más tiempo el espectáculo que sangra del uno al otro confín del mundo y para no caer en él".

29 de septiembre de 2012

Restos de ramas desprendidas

Relata Paul Auster en su Diario de Invierno una frase del actor Jean-Louis Trintignant:
Paul, quiero decirte una cosa. A los cincuenta y siete, me encontraba viejo. Ahora, a los setenta y cuatro, me siento mucho más joven que entonces.
Acabo de cumplir sesenta y cuatro años, me acerco cada vez más a la tercera edad, la época de la asistencia sanitaria a las personas mayores, una etapa en que cada vez más amigos y conocidos ya no estarán. Te encontrarás cada día con muchos restos de naufragio. Pero el acontecimiento no ha cambiado nada mi forma de vivir y las anotaciones en este diario, aunque sea invierno, no reflejarán nada más que el momento en que uno se sienta ante la pantalla e intenta expresar algo que no sea la realidad concreta de cada día. 



Ha pasado el huracán por la ciudad y ha dejado en sus calles restos de ramas desprendidas, muchas hojas de las moreras y un recuerdo para sentirte más vivo que nunca

14 de agosto de 2012

Wagner en la catedral de Colonia


En nuestro viaje a Colonia, el primer día no pudimos ver el interior de la catedral porque estaban celebrando una misa y los guardianes de la catedral, altos y fuertes, con su sayón rojo encendido, nos lo impedían. En la plaza un grupo de estatuas vivientes esperaban a los turistas y paseantes. La inmensa mole dedicada a San Pedro y María - en el orden de los nombres ya se aprecia la influencia del estatus papal- del siglo XIII y terminada en el XIX junto con la estación de ferrocarril. Tradición y progreso a lo grande...

El último día oímos un concierto de órgano junto a miles de personas de todas las edades que llenaban todos los asientos disponibles, fueran bancos, sillas plegables, escalones de los altares y tumbas, en sillas de ruedas. Unas tres mil personas según la página web de la catedral. Fue impresionante.
Gracias al omnipresente buscador he averiguado que ese día el organista era Winfried Bönig, el titular de la catedral, interpretó obras que iban de Richard Wagner a Engelbert Humperdink (su ayudante en Bayreuth y compositor de la ópera Hansel y Gretel). Los dos órganos vibraron como nunca había oído.


Fue todo un detalle, que el organista de la catedral decidiera interpretar obras del antisemita junto con el autor de una ópera infantil con escenas de miseria, hambre, explotación.

3 de agosto de 2012

Caballos celestiales



Leni murmuró: "Debemos intentar seguir marchando con un coche terrestre tirado por caballos celestiales", alusión que las obvias lagunas de la formación cultural de Clementina no le permitieron comprender.
"Retrato de grupo con señora" de H. Böll, muchas vidas resumidas en un relato que quiere ser objetivo para que la historia de Alemania resulte creíble. Al final, se hace necesario, después de tantas vidas destrozadas y tanto empeño en seguir viviendo se hace necesario seguir buscando los caballos celestiales, lo no-real, lo onírico.

16 de julio de 2012

Seres con alma, Henrich Böll


He rescatado, de una caja abandonada en la bodega de la antigua casa, el libro de Heinrich Böll Retrato de grupo con señora. Aún huele a humedad oscura, a silencio, pero consigue que no lo deje desde que empecé su lectura.  El autor escribe bajo la máscara de  redactor de un informe objetivo sobre Leni y su entorno familiar, amoroso, amistoso y laboral. Hay un párrafo que habla de la protagonista y su relación con la metafísica.
"Como en cualquier momento se tendría que hablar de la relación de Leni con la metafísica, hagámoslo desde el principio: no tiene dificultad alguna con la metafísica. Está familiarizada  con la Virgen María, recibe casi todos los días su visita a través de la pantalla de la televisión, asombrándose una y otra vez de que se trate de una rubia, y no tan joven como a ella le habría gustado; estos encuentros se producen cuando ya se ha hecho el silencio en la casa, muy tarde, por lo general, cuando los huéspedes duermen"
...
"Leni y la Virgen María se intercambian sonrisas. Nada más, nada menos. Leni no sentiría el menor pasmo ni asombro si un buen día le fuera presentado, a través de la pantalla de la televisión, el Hijo de la Virgen María. En realidad, el autor ignora si no estará esperándolo. Con todo lo que ha ido sabiendo no le asombraría, desde luego. Leni sabe dos oraciones que de vez en cuando murmura: el padrenuestro y el avemaría. Además, un par de trozos del rosario. No tiene breviario, no va a misa, cree que en el espacio cósmico hay "seres con alma" (Leni). "
(Traducción de Jacobo Muñoz, Editorial Noguer, Barcelona 1972)
Hoy Leni  seguiría mirando en la televisión la sonrisa de la Virgen María, pero ya no cree que existan seres con alma.

6 de julio de 2012

Esfínteres, Barclays, reputación.


Bob Diamond, consejero delegado de Barclays Bank.

Esfinter:

1. m. Anat. Músculo anular con que se abre y cierra el orificio de una cavidad del cuerpo para dar salida a algún excremento o secreción, o para retenerlos; p. ej., el de la vejiga de la orina o el del ano.

Este maravilloso músculo de nuestro cuerpo,tan necesario y tan poco apreciado, es lo que falta a nuestra cuerpo democrático. La función de expulsar fuera de la sociedad a los residuos humanos que nosotros mismos hemos apoyado y digerido con nuestros votos o con nuestros ahorros no está bien diseñada y falta el órgano competente, porque lo que tenemos no sirve.

Uno, que trabajó varios años en una oficina del Barclays y fue sometido a seminarios sobre reputación corporativa, seminarios para que velásemos por el buen nombre del banco en nuestro entorno, uno cree que esta sociedad tan guapa y digital no funciona adecuadamente.

Las entidades bancarias no tienen esfínteres, tienen amnesia y trituradoras de papel, la reputación no les afecta, el Barclays ya está preparando los nuevos candidatos para ocupar el puesto de los dimitidos, entre ellos el de Presidente "máximo responsable de la reputación" de la entidad. Véase The Guardian.

Leo estos días "Retrato de grupo con señora" de H. Böll, rescatado de un sótano húmedo pero intacto aunque con olor a moho:  "No hay gratitud ni justicia en este mundo. ¡Y pensar que no tenemos otro!"

24 de junio de 2012

Viaje de invierno




"El rostro de Karin", fue el último trabajo de Ingmar Bergman, según su libro "Imágenes" ed. Tusquets 1992, y por eso es un trabajo de recuerdos. Con sesenta y ocho años, repasa viejas fotografías de sus padres, que son imágenes que quizás sin saberlo se interpusieron con la realidad que vivió. Hay imágenes que arrastramos toda nuestra vida, que nos protegen y también que nos asustan, sin querer nos ayudan a tomar decisiones.
Cuando se envejece y los días son más largos, uno revive imágenes que nunca aparecieron y que estaban latentes, como si al cabo de los años flotaran de nuevo en nuestra mirada, como hacer un viaje de invierno casi sin luz.

"Todavía puedo pasearme por los paisajes de mi infancia y revivir luces, aromas, personas, habitaciones, instantes, gestos, acentos y objetos. Raras veces se articulan en episodios que contar; son más bien películas rodadas al azar, cortas o largas, sin sentido" (I.Bergman, 1983)

15 de mayo de 2012

Vila-Matas y Bernhard, el yo y los otros


Estos dias de mucho hacer y deshacer que me lleva a dedicar poco tiempo a esta página, mantengo la atención en el libro de Vila-Matas, Aire de Dylan, y he hallado una vez más un momento de "conexión ficcional" de un párrafo del libro:
Uno nunca sabe quién es. Son los demás los que le dicen a uno quién es. Te explican tantas veces quién eres y de formas tan distintas, que el final uno acaba por no saber en absoluto quién es. Todos dicen de ti algo diferente. Incluso uno mismo está siempre cambiando de opiniones. Si a eso añadimos que uno se esfuerza por sorprender a los otros siendo varias personas al mismo tiempo, lo que en verdad acaba sucediendo es que terminamos no teniendo ni la menor noción de quién somos o podríamos haber sido. (Juan Lancastre, La interrupción.)
con otro, de un escritor ya fallecido y del que leí muchos de sus libros. Es un narrador lleno de contradicciones pero que sabe ligar la acritud del odio con el humor de la esperanza, Thomas Bernhard. Tengo desde hace varios años un cuadro, encima de la mesilla de noche,  con una página de El País que recoge precisamente el párrafo que, maravillas de la ficción, tiene una reflexión sobre la identidad del yo y la referencia de los otros muy parecida a la de  Vila-Matas:
Durante toda la vida estamos con personas que no saben de nosotros lo más mínimo, pero pretenden continuamente saberlo todo de nosotros, nuestros parientes y amigos más próximos no saben nada, porque nosotros mismos sabemos pocos de ello. Nos pasamos toda la vida explorándonos y llegamos una y otra vez hasta los límites de nuestros medios intelectuales y renunciamos. Nuestros esfuerzos acaban en una deprimición fatal, una y otra vez mortal...( El sótano, pag 130, Ed. Anagrama, 1989) 

25 de marzo de 2012

Iceberg y el relato


Día soleado, silencioso, viendo florecer los geranios que es casi como si viera el tiempo vegetal de una vida. Este es el espacio en que se mueve uno que lleva más de siete años desactivado de su trabajo habitual y me dicen que en la oficina donde trabajé tantos años, cada día todo está más enclaustrado. Leo en El País, en palabras de Ricardo Piglia, la teoría del iceberg en el relato según Brecht: se deja fuera del relato lo que el lector conoce. Todo queda afuera pero muy cerca del que ha leído como quien ve florecer los geranios en un día soleado y silencioso como hoy.

22 de marzo de 2012

Lo útil y el fracaso


El anónimo escritor de este sitio se resiste a su abandono después de trescientos apuntes. La vida no le deja espacios de reposo para escuchar y escribir palabras que no sabe dejar caer sino es aquí. Pero hoy, dia post-Fallas, fresco y relajado he comprado el último de Vila-Matas. He comenzado a leerlo en el autobús de regreso a casa, ha sido el estímulo para volver a estos parajes de silencio que yo rompo con el chasquido del teclado blanco.

Desde hace mucho, cuando llegan las Fallas, abandono la ciudad  más petardera que nunca, absurdamente repleta que agobia a los que no podemos divertirnos con tanto petardo y aglomeraciones. Además, la belleza que se exalta es abominable, ramplona, repleta de mensajes repetitivos y rancios:


Me temo que esto va a más, se busca lo útil, lo que sirva para el mercadeo sin tapujos es decir deducciones simplonas sin matices, publicidad machacona. Precisamente ayer, siempre leo tumbado en el sofá, me quedé de piedra con el libro de Henry Beyle Stendhal,1817, "Roma, Nápoles y Florencia" (Ed. Pre-Textos, Valencia 2006) -cito para que no se crea que me lo invento como Vila-Matas- leí: "Ya no somos lo suficiente felices para pedir la belleza, por el momento sólo deseamos lo útil. La sociedad va a pasar no se cuántos siglos persiguiendo lo útil" 

El estímulo "vila-matiano" me ha llegado al leer las primeras páginas de Aire de Dylan. El libro habla de fracaso y quizás esto, el tabú que representa hoy en día la palabra fracaso, sobre todo para no admitirlo y aprender, es lo que me lleva a seguir con esta escritura y apartarme de lo útil, de otros neg-ocios.

26 de febrero de 2012

La contemplación y la acción


Esta imagen de Marc Sardón ilustra con precisión lo que ha pasado estos días en Valencia. Las protestas de los estudiantes de bachillerato, protestas llevadas a cabo pacíficamente desde finales de Enero, por los recortes del gobierno autonómico en la enseñanza pública. Esas manifestaciones han sido reprimidas brutalmente, sin contemplaciones, por la sencilla razón de que hay que transmitir a la ciudadanía la idea de que ahora quién manda es un poder firme y con autoridad sin remilgos: la derecha pura y dura.

El policia porra en mano se acerca a la joven, y el fotógrafo nos deja que seamos nosotros, espectadores sedentarios, los que hagamos viva la auténtica intención del funcionario: ¿le atizará un porrazo o la calmará para que se vaya tranquila? Pero la violencia que transmite y el horror de la víctima ante el repartidor de sufrimiento es evidente. No nos deja indiferentes, nos obliga a tomar partido por la víctima o el potencial agresor. Es entonces cuando el espectador sedentario acomoda sus sentimientos a sus razonamientos.

Leo a Frank Kafka: "Puedes echarte atrás ante los sufrimientos del mundo, eres libre de hacerlo y de hecho es lo que corresponde a tu naturaleza, pero quizá precisamente ese echarte atrás es el único sufrimiento que podrías evitar"



9 de febrero de 2012

Nueva York nevado



 Siempre, desde mis primeros recuerdos de la niñez en Caspe, he sentido asociada la imagen del frio y la nieve al desamparo, la pobreza y el miedo. Tal vez el recuerdo del picor de mis sabañones en los dedos de los pies son inolvidables.

Es bueno leer a Bertolt Brecht: EL LUGAR PARA LA NOCHE, en traducción del profesor Francesc Hernández:

He oído que en Nueva York,
en la esquina de la calle 26 con el Brodway,
en los meses de invierno, todas las tardes hay un hombre
que, rogando a los peatones, procura un lugar para la noche
a las personas sin casa que se reunen allí.
Con ello el mundo no cambia,
las relaciones humanas no mejoran,
la época de la explotación no se acorta.
Pero algunos hombres tienen un lugar para la noche.

El viento es apartado de ellos toda una noche
y la nieve que tenían destinada caerá en la calle.

No abandones el libro donde lees esto, Hombre.
Algunos Hombres tienen un lugar para la noche,
el viento es apartado de ellos toda una noche,
la nieve que tenían destinada cae en la calle.
Pero con ello el mundo no cambia,
las relaciones humanas no mejoran,
la época de la explotación no se acorta.

6 de febrero de 2012

TAPIES

Ha muerto Antonio Tapies, el artista que se negó a pintar el infierno en el Valle de los Caidos que le propuso Eugenio D'Ors, según leo en el blog Hotel junto a la vía.

Fue un artista que hizo de lo cercano una obra nueva para los que piensan que la realidad no es lo que nuestros sentidos captan, es algo más.


27 de enero de 2012

Tres parejas: Stamm, McEwan y Perec



Son casualidades que al leer mis tres últimas novelas, las tres traten de las vivencias de unas parejas de distintos países, de momentos diferentes en épocas contemporáneas y con un mismo tema: la búsqueda de un lugar de vida común en una sociedad que vive cambios muy acelerados. Tres profesiones, tres lugares geográficos concretos.



Chesil Beach de Ian McEwan, Inglaterra años sesenta una pareja de recién casados en su noche de bodas ve cómo estallan todas sus ilusiones y ansiedades. En el relato de sus vidas, desde que se conocen hasta que se buscan la vida cada uno por su lado, nos deja una imagen de máscaras caídas. Eduard y Florence se buscan pero no se encuentran en aquella playa . Al final creen que sus vidas hubieran podido cambiar completamente: no haciendo nada. Eduard piensa, ya en los años ochenta:
¿Qué había hecho de si mismo? Se había dejado llevar por la corriente, medio dormido, poco atento, sin ambición, sin seriedad, sin hijos, confortable.


Siete años de Peter Stamm, Alemania años noventa, es también el discurrir de las vidas de Alex y Sonja, compañeros de estudios que deciden casarse y tener hijos al mismo tiempo que se lanzan a la vorágine del trabajo de arquitectos. Recoge la época del esplendor y la llegada de la crisis económica, el paro, y por supuesto también la rotura de la pareja porque él, otra vez él, no sabe si la ama en una sociedad competitiva, en un mundo de deseos y ambiciones pero tambien de búsqueda del placer inmediato en un mundo de esfuerzo y disciplina. Ante un futuro que reside "en la sociedad por accionistas individual, la Yo-Empresa", Alex no encuentra un lugar con su pareja y decide irse, también, lejos. Abandonar, no hacer nada.



Las cosas de Georges Perec, París años sesenta, Jérôme y Sylvie son el reflejo de la llegada de la sociedad de consumo, la competencia laboral, la búsqueda fuera de lo que se esconde dentro de cada uno. Aquí no hay intimidad de dos personas jóvenes que se aman, aquí hay un grandioso escaparate de imágenes de objetos que reflejan unos años de búsqueda y que no se sabe que se busca. Es un mosaico muy francés, lujo-belleza-voluptuosidad + buscarse la vida, de un mundo lleno de deseos y de objetos donde la pareja de jóvenes quieren triunfar:
Los que solo quieren vivir y llaman vida la libertad máxima, la sola búsqueda de la felicidad, la exclusiva satisfacción de sus deseos o instintos, el uso inmediato de las riquezas ilimitadas del mundo -Jérôme y Sylvie habían hecho suyo este vasto programa-, ésos serán siempre desgraciados.
El de mi admirado Perec es el mejor libro de los tres, al menos el que mejor representa el trabajo de un escritor que se esfuerza por describir el mundo que le rodea y lo hace con dos personajes que luchan por su bienestar sin entrar en matices. Al final, también aquí: "Se irán. Lo dejarán todo. Huirán. Nada habrá podido retenerlos" En definitiva, el mundo que les ha tocado vivir les empuja a no hacer nada.

12 de enero de 2012

El Havre

Voy poco al cine, es cuestión de mala organización de mis tardes y quizás también del aluvión de películas basura que nos tiran por las pantallas.


He visto El Havre de Aki Kaurismäki, una historia limpia, ordenada, con estilo, sin preciosismos, que me pone una inyección de esa vitamina tan escasa hoy en día, optimismo inteligente. Cuando ayudar al otro nace espontáneamente, sin concienciaciones baratas, de la mano de personas sencillas, poetas de la calle, es un buen toque de atención a tanta chatarra demagógica cibernética. Es un canto a la esperanza, tal vez al milagro. No recuerdo haber visto ninguna película de Kaurismäki, pero la atmósfera tan personal que consigue es un buen ejemplo de acto de creación de todo un artista.

Sencillamente, El Havre me ha llegado por su cercanía y color ante un tema tan dado a la tenebrosidad y la demagogia. Y además porque me emociona ver al limpiabotas protagonista, comer en su casa con su copa (no un vaso de "duralex") de vino, en silencio mientras su compañera lo mira.