31 de agosto de 2020

Je le récite


Con esta frase Michel de Montaigne mostraba su empeño en alejarse de los autores que escribían para enseñar. Todo lo contrario a los "comunicadores" de hoy empeñados en amaestrar a sus lectores, sea del medio que sea, con sus palabras aleccionadoras con el ruido de fondo de la moda vigente.

P. Quignard en el poema que lee, alaba a todo aquello grandioso o pequeño que nos rodea  y que no habla. Alabanza del silencio, con solo contemplar lo que nos anima a seguir maravillados con la vida y sus vivencias, lejos del vacío que nos hemos dado.