Paul, quiero decirte una cosa. A los cincuenta y siete, me encontraba viejo. Ahora, a los setenta y cuatro, me siento mucho más joven que entonces.
Acabo de cumplir sesenta y cuatro años, me acerco cada vez más a la tercera edad, la época de la asistencia sanitaria a las personas mayores, una etapa en que cada vez más amigos y conocidos ya no estarán. Te encontrarás cada día con muchos restos de naufragio. Pero el acontecimiento no ha cambiado nada mi forma de vivir y las anotaciones en este diario, aunque sea invierno, no reflejarán nada más que el momento en que uno se sienta ante la pantalla e intenta expresar algo que no sea la realidad concreta de cada día.
Ha pasado el huracán por la ciudad y ha dejado en sus calles restos de ramas desprendidas, muchas hojas de las moreras y un recuerdo para sentirte más vivo que nunca
1 comentario:
No sé qué pensar. Resulta que hoy mientras escuchaba tocar el piano a mi hermano, de repente, me acordé de ti. Y pensé en ti y en tus letras que siempre me han provocado reflexiones. Y dije que no podría dejar pasar más días sin venir a leerte. Y vine y resulta que me encuentro que es o fue o será tu cumpleaños, porque a estas alturas de la vida, cada día es un cumpleaños. Mientras yo viva, seguiré leyendo tus diarios.
Gracias por eso y por todo lo que me has brindado.
Un abrazo fuerte.
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