
Foto de Olivier
(Los domingos son espantosos. Pero aún hay algo peor: las celebraciones de fin de año. Nos recuerdan, al igual que los domingos, que ha pasado una semana más, en este caso, un año. Nos recuerdan el paso del tiempo y, encima, tenemos que festejarlo. Este 2007 me deja una sensación de desagrado notable. En París, creo estar en un lugar apropiado para darle el portazo que se merece, dejarlo ahí sin un adiós, despedirlo a la francesa. O, mejor dicho, a la inglesa. Filer à l'anglaise. No se merece nada mejor este año. (Vila-Matas, Enrique. Exploradores del abismo))
Cuenta Vila-Matas en su relato “Amé a Bo”, cuando describe el protagonista del planeta Kajada, donde ha ido a parar su nave espacial, que todos sus habitantes visten de oscuro con gafas negras en un paisaje siempre nevado pero rodeado de negros abismos, a los que se asomaban peligrosamente. Se ríen, están siempre de humor y se asoman al abismo, dicen, para ver la realidad.
En nuestro planeta, rodeados de profundos abismos con los que nos acostumbramos a vivir, también nos han colocado unas enormes gafas oscuras de diseño para que, cuando por accidente al leer un libro o ver una película o en el transcurso de un viaje, nos asomemos a esos profundos vacíos nos quedemos extrañados con lo que veamos, aunque en realidad no veamos ni entendamos nada.
Yo pienso, como el amigo Enrique, despedirme de este año 2007 a la francesa porque cada vez que he logrado quitarme esas gafas oscuras no he visto más que el abismo y el vacío envuelto en risas y carcajadas. A diferencia de él no voy a estar en París como escribía el pasado sábado en su columna. Voy a quedarme en Valencia, no se merece nada mejor este año que verlo desaparecer como la figura humana de la magnífica foto de Olivier , sans adieu.