Hoy volvió Nur. de Berlín, feliz, contenta porque el miedo al avión se ha esfumado, se siente más libre. Su entusiasmo por Berlín no nace en los museos sino en las calles y sus gentes alegres. Es como si los berlineses tuvieran presente aquella frase de W. Benjamín, “la humanidad debe separarse reconciliada de su pasado y una forma de estar reconciliada es la alegría.”
Nur. pasó frío, dice que nevó y varios días llovió, pero a pesar de todo viene entusiasmada por la visita a la ciudad de los Spree y Havel. Le ha impresionado mucho más que París, Berlín está más viva, en construcción, más joven pero en continua lucha con los recuerdos de la historia, edificios que hay que decidir si se derriban o reconstruyen como eran en el siglo XIX, o en la época nazi o en la comunista; una ciudad que tiene muy en cuenta lo social, lo colectivo, a pesar de que vivió los dos más sangrientos y demoledores regímenes políticos que han soportado los ciudadanos de la Europa de la Ilustración, del Romanticismo. Son los ciudadanos con más vivencias por el imperio de las ideologías y ahora tienen que decidir,en la reconstrucción, cuál de ellas merece el recuerdo en piedra. Pero hoy Berlín la construyen otros jóvenes, seres humanos provistos de memoria y entusiasmo.
Yo, que procuro hacer estiramientos con la memoria y pesas con el entusiasmo, muchas mañanas, cuando miro por la ventana la calle llena de coches, la iglesia del barrio recién estrenada sin fieles, los tranvías llenos de estudiantes, cuando siento el frío que asoma por las ramas de las moreras casi desnudas, y escucho los lloros del niño de los vecinos que no quiere ir a la Guardería Infantil, entonces me inquieto como Marianne Larsen:
Es de mañana.
Las preguntas se presentan.
¿Qué van a hacer los seres humanos
hoy?
7 comentarios:
Precioso texto. Berlín tiene además la virtud de ser la sede de una de las mejores orquestas del planeta.
Saludos
Qué lindo lo que escribiste y me hiciste recordar la película Adiós Lenin.
Abrazo.
Interesante la construcción de conciencia colectiva y social y más allá; la memoria arqueológica vigente.
Un beso.
Me impresionó la iglesia de tu foto casi tanto como la que yo retraté allí, en el 91, por haberme quedado impresionada ;).
SIn duda Berlín tiene una magia que te pilla por sorpresa, no te la esperas pero te atrapa.
Me gustó mucho toda la descripción, la cadencia del texto, hay una alegría y una melancolía. Me encanta lo que escribes, cómo.
Aquí es de noche y no se sabe que va a ser del mañana.
Cuidate, y saludos
"...la iglesia del barrio recién estrenada sin fieles, los tranvías llenos de estudiantes, cuando siento el frío que asoma por las ramas de las moreras casi desnudas, y escucho los lloros del niño de los vecinos que no quiere ir a la Guardería Infantil..."
Me cautivan tus descripciones. Puedo jurar que he caminado por ellas, como un turista sin mapa por tu cotidianeidad.
un beso
musa
Berlín es el siglo XX.
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