En este tiempo de clausura, además de hacer pasillo como dice un amigo, uno se acerca a su pequeña biblioteca y rescata del olvido los libros que un ayer lejano compró y leyó con entusiasmo.
Este de G. Grass es además una magnífica invitación a coger las acuarelas también olvidadas.
Sirva esta primera entrada sobre la pandemia 2020 para animar a los poquitos que me leen que los libros no nos olvidan.
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