Las noticias llegadas desde Oslo no han impedido que den su
paseo diario hasta el banco para poder contemplar el ir y venir de las olas. Estas
olas sin memoria de otras matanzas como la de Utøya
Se sentaron en
el banco al final de la tarde, cuando la luz de julio aun viva se despide sin
prisas. El perro tomó posición entre ellos atento al escenario que vibraba
cercano.
Quieren arrancar historias a las olas que como la espuma
cubren su rutinario vaivén,
historias de amores rotos, de conciencias manchadas, de crímenes
silenciados, de parejas de amantes, de infancias alegres, canciones olvidadas,
abrazos cálidos, amigos encontrados.
Oleadas de historias que comienzan y nunca acaban del todo, final abierto mientras haya unos ojos y unos oídos atentos a las llamadas y unas bocas abiertas a las preguntas ¿Por qué? ¿Hasta cuando?...
Oleadas de historias que comienzan y nunca acaban del todo, final abierto mientras haya unos ojos y unos oídos atentos a las llamadas y unas bocas abiertas a las preguntas ¿Por qué? ¿Hasta cuando?...
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