Después de una buena caminata por el Parque Nacional de Killarney llegamos a esta abadía de Muckross, en ruinas, que fundaron los franciscanos en el siglo XV. En Irlanda hay muchos conventos, abadías, monasterios e iglesias abandonadas desde la revolución eclesiástica de Enrique VIII.
En el claustro, arropado por las arcadas musgosas, junto a la nave sin techo de la iglesia ha sobrevivido el tejo más antiguo, eso dicen, de Irlanda. Es muy posible que los frailes levantaran su monasterio sobre las ruinas de algún monumento de los celtas, para los que el tejo era un árbol sagrado.
Aquello parecía un contrasentido. Los hombres construyen un templo a un Dios y la naturaleza preserva lo que tiene raíces en sus entrañas y el fuego de la historia ha respetado. El árbol sagrado para fabricar arcos y flechas, el árbol para envenenar a enemigos ha sobrevivido gracias al claustro construido por unos frailes que creían en la vida de la naturaleza.
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