Hoy han venido los podadores a mi calle. Han dejado las moreras como figuras humanas sin brazos, el único quejido ha sido el de las motosierras.
Hoy he visto cómo se entienden los árboles y los humanos.
Hoy he releído a Miguel Hernández:
Troncos de soledad,
barrancos de tristeza
donde rompo a llorar.
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