Los últimos días de marzo. En latín primavera se llama ver. Así como tragízein es hacer el macho cabrío, emitir como él en su olor o en su canto, la vernatio romana –palabra que sólo designa la piel que las serpientes abandonan después de la muda de primavera- imagino que quiso decir el hacer primavera, el reverdecer, el mudar de piel.
(“La lección de música”. Pascal Quignard)
La ciudad está a punto de reventar de coches, petardos, ruidos, basura, devociones de cartón piedra, multitudes, gritos.
La ciudad prepara con descaro la llegada de la primavera, la expulsión sin piedad del silencioso invierno, como una serpiente gritona y que a algunos nos causa recelo y que nos ahuyenta hacia el ronroneo pautado de las olas marinas.
Me voy unos días a despedir el invierno en Peñíscola.
2 comentarios:
Buen descanso.
Saludos
musa
Aparezco cuando te has ausentado y he de decirte que llevo un rato bien agradable, escuchando esa pieza inmortal de jazz que has dejado para solaz de entremetidos y disfrutando de varias lecturas.
También he comprobado que tenemos varios amigos y amigas comunes... y, en fin, que es un placer saludarte.
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