El artista, su esposa y la pierna de cordero (Stanley Spencer, 1937)
“Edad, edad, tus venenosos líquidos.
Edad, edad, tus animales blancos.”
(Antonio Gamoneda)
Uno, que comienza a caminar por el sendero de los sesenta, cada día observa con más precisión el paso del tiempo en las señales que arañan su cuerpo.
Zubiri dice que con Sócrates el conocimiento se aleja de los dioses, de la ignorancia , Nietzsche denuncia esa racionalidad a toda costa para “ser dueño de los instintos”,él más bien piensa que “combatir los instintos: esta es la forma de la decadencia; tanto como dure la vida, será la felicidad igual al instinto” y los instintos residen en nuestro cuerpo humano.
Cuando veo este cuadro de Stanley Spencer pienso en la mentira en que vivimos, cómo ocultamos la carnosidad de lo más cercano a nuestro yo más intimo, frágil, la sepultamos entre telas artificiales, olores opacos, pantallas, máscaras, velos religiosos, lejos todo de la naturaleza de nuestro ser porque no queremos ser humanos, ansiamos ser dioses de donde nos arrancó Sócrates en la época oscura.
No queremos aceptar que al fin y al cabo somos como la pierna de cordero, lo real, repulsiva para los vegetarianos y suculento manjar para otros.
Y con el paso de los días yo me pregunto: entonces ¿La espiritualización de la sensualidad se llama amor?
5 comentarios:
Es posible que se llame así, amor.
No sé si lo que queremos, realmente, es acercarnos a los dioses ocultando nuestra carnalidad imperfecta, pero lo que está claro es que esa obsesión por hacerlo, de quien nos aleja es de nosotros mismos.
Un abrazo
Somos viejos, feos, tenemos cuerpos imperfectos, no nos parecemos a las portadas de las revistas de moda ni a los presentadores de los informativos. Existimos, pero no se nos ve. Nos obligan a ser otros o a ocultarnos.
Amigo, estoy arañada y con algunas telarañas que leer tu reflexión me hace pensar y me agrada que tú me detengas.
Creo que no a la pregunta. Ojalá fuera amor. Pero no sé.
Abrazos.
Me ha capturado tu post.
Soy ese animal blanco que habita la belleza de la angustia.
Yo no he muerto como Dios, porque nunca he terminado de existir. Soy apenas un boceto bajo el vestido invernal.
Muy buna esta entrada, suculenta. Y la pregunta del final es una maravilla.
un beso
musa
Verdades encierran tus sabias palabras, no queremos ser humanos, carecemos de ello, de la ética y la estética....
Un abrazo agradecida, cada post que expones tiene su propio peso y belleza literaria.
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