27 de septiembre de 2007

Pessoa y mis zapatos



Camino por estas calles valentinas con zapatos nuevos, que es como me siento con mi recién estrenada sexta década en este mundo que muere y nace cada día. Y casi sin querer, ha caído en mis manos un libro que releo muy de tarde en tarde, un libro que escribió aquel lisboeta, silencioso, lánguido y angustioso a la vez. Fernando Pessoa, tedioso oficinista destripador del tiempo gris de la ciudad blanca, en la que supo levantar pirámides con palabras para enterrar su ingenio vivo con aromas de café, vino, absenta y tabaco. El poeta que pensaba, ya en aquellos días de la antesala de la locura europea, “el derecho a vivir y a triunfar se conquista hoy con los mismos procedimientos con que se conquista el internamiento en un manicomio: la incapacidad de pensar, la amoralidad y la hiperexcitación”.

Recuerdo y transcribo este apunte de su “Libro del desasosiego”, escrito tres años antes de morir (1935):
Regla es de la vida que podemos, y debemos, aprender con todo el mundo. Hay cosas de la seriedad de la vida que podemos aprender con los charlatanes y bandidos, hay filosofías que nos proporcionan los estúpidos, hay lecciones de firmeza y de ley que viene en el acaso y en los acaso. Todo está en todo.
En ciertos momentos muy claros de la meditación, como aquellos en que, al principio de la tarde, vago observador por las calles, cada persona me trae una noticia, cada casa me ofrece una novedad, cada letrero contiene un aviso para mí.
Mi paseo callado es una conversación continua, y todos nosotros, hombres, casas, piedras, letreros y cielo, somos una gran multitud amigo, que se codea con palabras en la gran procesión del Destino”.

No deja de ser curioso que en mis paseos urbanos, después de más de sesenta años de las palabras de Pessoa, mis zapatos aún se cruzan con muchos incapaces de pensar, amorales e hiperexcitados, y los manicomios han desaparecido pero vivimos más años.

5 comentarios:

Luis Rivera dijo...

Bienvenida la lectura de Pesoa, otro Cioran, otro lúcido creado por la angustia.

manuel allue dijo...

"Mi paseo callado es una conversación continua" es una cita que voy a grabar, como pueda, en mi imaginario-necesario. En mi lista de necesidades, vamos.

Un saludo.

Conciencia Personal dijo...

Que Sabio fue Pessoa, sus letras siguen taladrando nuestros sentires y vivires y tu sensibilidad en recordarnoslo, gracias amigo.

Besos libres, Monique.

malditas musas dijo...

Qué imagen más precisa. Saber leer esos letreros, escuchar la conversación continua: para eso sirven los zapatos de la vida.

Un beso, Petrusdom
Musa Rella

Clarice Baricco dijo...

Ese libro forma parte de mi cabecera.
Amo a Pessoa.

Y lindos zapatos eh?

Abrazos