Tras unos días de viaje al norte, en busca de ríos y bosques sombríos, y descanso a orillas del Mediterráneo vuelvo a mi paisaje cotidiano de urbanita sosegado.
Creo que era Hawthorne el que declaraba en boca de un personaje de “El fauno de mármol” que vivimos al borde de una enorme sima, abismo o pozo, de la que nos separa una tenue lámina. Hay que pisar con mucho cuidado porque todo nuestro mundo ilusorio puede caer en ese profundo pozo donde se abre la boca del tiempo que devora estatuas y ejércitos.
Ese pozo, símbolo de lo que no vemos pero presentimos en forma de creencias, lo he visto en Cangas de Onis, el mes pasado, dentro de la Iglesia de la Santa Cruz. Es un pequeño templo construido en el siglo VIII sobre un dolmen del neolítico, levantado como sepulcro o recinto mortuorio. La iglesia fue derribada en 1936 para dejar al aire libre aquellas losas de más de 4000 años, después de la guerra los vencedores volvieron a reconstruirla. Y así está, un templo de creencias modernas sobre otro más primitivo regado con mucha sangre. Cuando entras en la diminuta nave te das de bruces con la barandilla que cerca el agujero donde se ven las enormes lajas de piedra de más de dos metros. Y sin querer te vienen silenciosas imágenes de gentes de aquellas montañas, monstruos, guerras, estatuas caídas y las piedras del río rodando sin descanso. De aquel pozo sagrado pueden surgir muchos sueños o pesadillas que el tiempo ha seleccionado cuidadosamente para cada uno de los visitantes.
Al salir nos acercamos al puente sobre el río Sella, con su Cruz colgante como un festón. Unos niños saltan desde las rocas como hacían sus antepasados, tienen que exhibir su vacilación y valentía. Nosotros nos acercamos a una sidrería de rincones mojados, todos contentos porque la delicada lámina que nos separa del abismo no se rasgue y demos con nuestras ilusiones y esperanzas en la sima sin fondo del pasado.
2 comentarios:
Con ese bismo que no vemos pero intuimos, convivimos siempre.
( Me gusta re-encontrarte tras el verano)
B x C
te escribo desde el trabajo, que esta semana aún deja algún que otro rincón de tiempo, alentador. Pronto empezará el estrés; y este horario me deja veros menos, un abrazo fuerte
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