En 1948 escribió este poema antes de irse a vivir a París, la ciudad que lo vio morir: Corona
En mi mano el otoño come su hoja: somos amigos.
Extraemos el tiempo de las nueces y le enseñamos a caminar:
regresa el tiempo a la nuez.
En el espejo es domingo,
en el sueño se duerme,
la boca dice la verdad.
Mi ojo asciende al sexo de la amada:
nos miramos,
nos decimos palabras oscuras,
nos amamos como se aman amapola y memoria,
nos dormimos como el vino en los cuencos,
como el mar en el rayo sangriento de la luna.
Nos mantenemos abrazados en la ventana, nos ven desde la calle:
tiempo es de que se sepa,
tiempo es de que la piedra pueda florecer,
de que en la inquietud palpite un corazón.
Tiempo es de que sea tiempo.
Es tiempo.
Extraemos el tiempo de las nueces y le enseñamos a caminar:
regresa el tiempo a la nuez.
En el espejo es domingo,
en el sueño se duerme,
la boca dice la verdad.
Mi ojo asciende al sexo de la amada:
nos miramos,
nos decimos palabras oscuras,
nos amamos como se aman amapola y memoria,
nos dormimos como el vino en los cuencos,
como el mar en el rayo sangriento de la luna.
Nos mantenemos abrazados en la ventana, nos ven desde la calle:
tiempo es de que se sepa,
tiempo es de que la piedra pueda florecer,
de que en la inquietud palpite un corazón.
Tiempo es de que sea tiempo.
Es tiempo.
(Traducción de José Ángel Valente)
4 comentarios:
Ojala sea ese tiempo el que llega...
'De noche, cuando el péndulo del amor
oscila entre el siempre y el nunca jamás,
tu palabra derriba las lunas del corazón
y tu ojo azul -borrascoso-
le entrega el cielo a la tierra.'
Pensé que lo mejor era dejarte mi huella con otros versos de Paul Celan.
Gracias por recordarnos tan emotivas letras.
Saludos.
Tiempo de volar sueños decía el abuelo...las hojas desprenden los alfileres...
Tiempo de acariciar lo humano presente...dice, Monique.
Besos.
Al final de todo, Petrusdom, siempre nos quedará un poema, una síntesis breve del sueño de vivir. El hombre es, según el poeta griego, la sombra de un sueño.
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