Había una vez un hombre que vivía obsesionado por la salud y la enfermedad. Vivía pendiente de las noticias sobre síntomas, estadísticas e investigaciones científicas sobre el cáncer. Por esta manía obsesiva tuvo muchos problemas con los amigos y el trabajo. Su familia para asustarlo le decía que de tanto pensar en esas cosas ya tenía los ojos como los de un cangrejo de río y para distraer su pensamiento le regalaron “Don Carlos” de F. Schiller
El nueve de mayo salió a comprar tabaco y nunca más volvió. Al cruzar la calzada recordó, de pronto, que hacía tres años que había dejado de fumar y no se percató del viraje de un enorme camión de Transportes Carramarro, cargado con cajas cangrejos, que venía sin control por la calle de San Juan Evangelista.
3 comentarios:
En cierto modo el tabaco le mató..
Excelente cuento breve Petrusdom;) me ha encantado.
Un saludo!
La víspera lo fulmino.
Buen fin de semana.
¡Ay,la puñetera hiponcondría!
(O sea, que no fumar también mata).
Me ha encantado el relato. Sigo leyéndote por ahí abajo. Un saludo.
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