Según el escritor Massignon, en las lenguas sudamericanas cuando se está en la oscuridad se deja de hablar, porque creen que la comunicación no es total si no vemos el cuerpo y los movimientos del otro. Es necesario que los cuerpos se vean.
Cuando se llega a cierta edad, 70, 80 años, el cuerpo entra en un pasillo oscuro que impide la comunicación, y cuando se encienden las luces no muestran una realidad sino uno cuerpos maquillados.
Es el nuevo modo de discriminación que pasa desapercibido, el edadismo. Nadie habla de ello y como siempre ocurre, con el paso de los años, la multitud de los invisibles cada vez será mayor, es entonces cuando serán visibles, cuando los problemas se noten en la economía.
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