LA BALA EN LA SIEN
Cuando se abrió la puerta del ascensor se cumplieron mis temores.
En el suelo yacía el escritor del octavo, con su gabardina azul, y un
agujero en la sien.
El autor apagó el ordenador. Cogió su gabardina azul y mientras llegaba el ascensor pensó que su novela sería un best-seller.
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