“De tres cosas, se nutre la conciencia de superficie:
aquello de lo que hablamos, aquello que callamos y aquello que olvidamos” (Ch.
Maillard, 2015, Galaxia Gutemberg, SL)
Nos damos cuenta que el pelo es distinto, menos y más blanco, que la
cara se ha arrugado, que las manchas cubren nuestras manos, que los ojos se
achican y los oídos apagan más sonidos. Y nuestros andares, esos no los vemos y tropezamos más.
En estos últimos meses varios amigos, se han caído, por las
escaleras, por la calle, por el campo. Caemos sin darnos cuenta, y esas caídas
nos quieren recordar que algo ha cambiado y no queremos aceptarlo. Los golpes
son efectivos. Vamos con más cuidado por la calle, por las escaleras, por el
campo. Todos "sesenteños".
Hoy, recuerdan la guerra de nuestros padres, la del 36, los crímenes y
la hambruna de nuestra niñez. En aquellas madrugadas de noviembre, el frío
caspolino, con pantalón corto, nos llevaban a recordar a los caídos. No fui
consciente de qué caídos hablaban.
En la conciencia colectiva de este país, de la que habla
Chantal Maillard, de las tres entidades que la componen, la que más espacio
ocupa es la del olvido. Los caídos en el fango de la mentira criminal, en el
lodazal de la corrupción y el latrocinio, esos siguen en los pedestales del poder, esos son los mismos que nos embadurnaban nuestras
infantiles mentes en noviembre con sus mentiras y que ahora han podrido el concepto mínimo de democracia.
1 comentario:
Cierto es que hemos olvidado, mal olvidado y encima siguen mandando los mismos, o los hijos-nietos de los mismos, sólo hay que ver los apellidos de la mayoria, como Saenz de Santamaria Fernández Días, etc etc.
saludos, que un escrito al año, no hace daño
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