30 de octubre de 2015
Piedras, más piedras.
Levantaban muros de piedras para contener la nieve del invierno. Rellenaban con paja y ramas para resguardarla. En verano bajaban a la ciudad cercana bloques de hielo para fabricar helados.
Ahora abandonados, aquellos neveros, sus piedras tan bien colocadas, vuelven a la tierra empujadas por el aire, la lluvia, la nieve y el abandono.
Paseo por La Bellida, en la sierra de La Calderona, Castellón, quemada, reseca y triste. Las piedras son el recuerdo vivo de que el trabajo de aquellos hombres y mujeres no se ha perdido.
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