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Cinema Elíseos |
He estado dos días en Zaragoza, mucho frio. Cerca de la plaza de Paraíso, toda en obras, me encuentro que mi cine Elíseos sigue, sigue vivo. Supongo que su interior estará igual, con su sala circular con adornos neoclásicos. Allí fue mi descubrir que el cine era también de arte y de ensayo, un invento para poder ver películas de Fellini, Truffaut, Bergman y también Luis Buñuel.
Ahora, después de tantos años, queda congelada la imagen del cine entre el cochambroso ruido de las máquinas como un eslabón silencioso que encadena a mi forma de sentir y de reflexionar sobre lo que me rodea. Intentar ser como en aquellos años 70 que buscábamos en la pantalla del Cine Elíseos las preguntas y las respuestas a la confusión de nuestros veinte años. Ahora son tiempos de esfuerzo para que la tristeza y el desanimo no agrande nuestras arrugas en este año 2012 con nubarrones tan oscuros en el horizonte.