Estos días de frío y furia releo a Juan Carlos Onetti, cosas de la edad, y de uno de sus cuentos “Dejemos hablar al viento” (1979) destaco un párrafo que en estos días de frío y muerte inducen a reflexionar:
“Desde muchos años atrás yo había sabido que era necesario meter en la misma bolsa a los católicos, los freudianos, los marxistas y los patriotas. Quiero decir: a cualquiera que tuviese fe, no importa en qué cosa; a cualquiera que opine, sepa o actúe repitiendo pensamientos aprendidos o heredados. Un hombre con fe es más peligroso que una bestia con hambre. La fe los obliga a la acción, a la injusticia, al mal; es bueno escucharlos asintiendo, medir en silencio cauteloso y cortés la intensidad de sus lepras y darles siempre la razón. Y la fe puede ser puesta y atizada en lo más desdeñable y subjetivo. En la turnante mujer amada, en un perro, en un equipo de fútbol, en un número de la ruleta, en la vocación de toda una vida”
Con el libro entre las manos, por la ventana veo los árboles casi desnudos, una tórtola sobre el globo de una farola parece escuchar el susurro del vuelo del halcón que alguna tarde se posa en el tejado de la casa de enfrente. Recuerdo “Oda a un ruiseñor” de Keats que escribió con veintitrés años, tísico, pobre en abril de 1819 y que pensaba que era el mismo pájaro que oyó Ruth la moabita en los trigales extranjeros del bíblico Israel.
Sigo con Onetti:
“Y si alguna noche Pablo me preguntó con desafío y lástima qué le habría o hubiera ocurrido al mundo, a los hombres, si no tuviesen fe bastante para progresar, yo moví la cabeza y medí silencioso la distancia que separa a los maumau de los campos de concentración, del genocidio y de los animales ávidos que gobiernan el mundo”
El uruguayo es tal vez el mejor cuentista de lengua castellana del siglo pasado, por la pulcritud de sus palabras, los pensares y los pesares que nos brinda tan suavemente, casi sin hacer ruido, en los silencios blancos de sus párrafos.
“Desde muchos años atrás yo había sabido que era necesario meter en la misma bolsa a los católicos, los freudianos, los marxistas y los patriotas. Quiero decir: a cualquiera que tuviese fe, no importa en qué cosa; a cualquiera que opine, sepa o actúe repitiendo pensamientos aprendidos o heredados. Un hombre con fe es más peligroso que una bestia con hambre. La fe los obliga a la acción, a la injusticia, al mal; es bueno escucharlos asintiendo, medir en silencio cauteloso y cortés la intensidad de sus lepras y darles siempre la razón. Y la fe puede ser puesta y atizada en lo más desdeñable y subjetivo. En la turnante mujer amada, en un perro, en un equipo de fútbol, en un número de la ruleta, en la vocación de toda una vida”
Con el libro entre las manos, por la ventana veo los árboles casi desnudos, una tórtola sobre el globo de una farola parece escuchar el susurro del vuelo del halcón que alguna tarde se posa en el tejado de la casa de enfrente. Recuerdo “Oda a un ruiseñor” de Keats que escribió con veintitrés años, tísico, pobre en abril de 1819 y que pensaba que era el mismo pájaro que oyó Ruth la moabita en los trigales extranjeros del bíblico Israel.
Sigo con Onetti:
“Y si alguna noche Pablo me preguntó con desafío y lástima qué le habría o hubiera ocurrido al mundo, a los hombres, si no tuviesen fe bastante para progresar, yo moví la cabeza y medí silencioso la distancia que separa a los maumau de los campos de concentración, del genocidio y de los animales ávidos que gobiernan el mundo”
El uruguayo es tal vez el mejor cuentista de lengua castellana del siglo pasado, por la pulcritud de sus palabras, los pensares y los pesares que nos brinda tan suavemente, casi sin hacer ruido, en los silencios blancos de sus párrafos.
Onetti
4 comentarios:
"La fe puede ser puesta y atizada en lo más desdeñable y subjetivo". Una frase lapidaria, para continuar con unos sugerentes ejemplos de fe, que no acabo de entender si obedecen a dicha definición: fe en la mujer amada, en un perro, en un equipo de futbol...
Y, por otro lado, supongo que la fe, de ponerse en algo objetivo no sería fe, sería cualquier otra cosa.
También considero que un hombre sin fe es tanto o más peligroso que un hombre con fe. Pero no es que yo trate de rebatir al gran Onetti, ni mucho menos.
Pedro, parece que estos días de frío todo lo que se lee y lo que se contempla, invita a la reflexión.
Un abrazo
Yo me quedo pensando en la fe que habla la carta de Hebreos 11:1
Abrazos.
Antes que nada, magnífica reflexión la que nos dejas, muchas gracias.
Utilizar las conciencias ajenas en nombre de la fe para mandar sobre ellas, es aparte de peligroso, un bastión muy grande y si se utiliza para acciones radicales en nombre de...entonces la manipulación ha hecho sus deberes con sobresaliente.
Fe, ¿Quién inventó esa palabra y con qué finalidad o porqué motivo? Quizás buscando en su verdadera raíz y en sus variantes a los largo de la historia...veamos la cara oculta de la luna, digo de la FE!
Abrazos, un placer leer tus escritos.
Quiero a Onetti, leo Cuando ya no importe, su último libro, una prosa limpia, pero desgarradora...
besos, Monique.
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