Cada día huyo con más vehemencia de las multitudes, cada vez me asombra más la multitud que brama una actuación musical en un descampado sudoroso, la sensación de pertenencia que se transpira de los cuerpos juntados por un equipo de fútbol, la sonrisa bobalicona de la muchedumbre que aplaude a su líder.
Ahora en la playa, los cuerpos tendidos al sol, rellenando cada hueco de entre los miles de sombrillas, que perfuman la bruma del oleaje con sus cremas solares y que sueñan con volver a sus lugares de invierno todos con el mismo color tostado, se les ve felices.
Es como si ya no quisiera ser joven.
2 comentarios:
Suscribo palabra por palabra la primera y la última parte de lo que dices.
Un saludo.
¿Te ha pasado que se te repite todo? Me encantó el post, qué magia.
Los años cansan...
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