24 de febrero de 2008

Abismos imaginarios



"Hoy en la consulta del urólogo me he sentado, sin darme cuenta, cerca de Vila-Matas; daba la impresión de estar preocupado por los resultados de la analítica que zarandeaba sin parar entre sus dedos. El silencio de la sala de espera me ha bloqueado y no le he preguntado por sus Exploradores del abismo, pero él no se ha reprimido al ver el libro de relatos de Maupassant que ahora tengo entre manos:

-¿Ha leído ya el cuento titulado En el bosque?

- Sí, le contesté, y creo que después del Bola de sebo es el que más me ha impresionado, por la historia de una pareja que entre los dos tienen más de ciento treinta años y son detenidos por ser cogidos en fragante delito de atentado contra la moral. Es todo un cántico a la alegría de vivir de una mujer que, de pronto, siente que el corazón no envejece aunque las arrugas te invadan el rostro.

La enfermera le ha señalado para que pasara a la consulta, al recoger su abrigo negro, Vila-Matas ha susurrado en mi oído bueno:

- Ella consiguió que él penetrara en el bosque porque sólo hacía caso a su corazón y el entró, asustado, porque sólo veía el abismo a sus pies, el precipicio que los dos habían cavado durante aquellos años. Yo mismo cuando entre en la consulta del urólogo miraré al suelo, asustado, por si se abre una sima a mis pies que me impida tomar el avión a Buenos Aires.


En el ascensor de casa, mi vecina se ha interesado por el libro de Maupassant, me he sentido feliz.
- Pero, añadió sin dejar de mirar mi libro, yo hice caso a Bolaño, empecé con Vidas imaginarias de Marcel Schwob y seguí con Borges. Ya me dirá que le parece el titulado Crates, pero léalo después de pasear cerca de un estercolero, el olfato es esencial en esa Vida imaginaria.

He sentido que el ascensor se precipitaba al vacío, ese es el libro que quiero leer al terminar con los cuentos de Maupassant."

18 de febrero de 2008

Maupassant y la esperanza

¡Ah!, y si les viera hacer la instrucción durante horas, todos los días; todos ahí, en el campo; y ahora tira para adelante, y ahora para atrás, y vuelta hacia aquí, y venga hacia allá. ¡Más les valdría trabajar la tierra, o arreglar las carreteras, en su país! ¡Pero, ca, ni hablar, no, señora, esos militares no hacen ningún provecho a nadie! ¡El sufrido pueblo los tiene que alimentar para que no aprendan otra cosa más que a matar! Yo sólo soy una vieja sin educación, es cierto, pero, al verles que destrozan su salud marcando el paso de la mañana hasta la noche, me digo: “Cuando hay gente que se rompe los cuernos para inventar cosas que sean útiles ¿cómo es posible que otros no tengan otra idea que hacer cosas perjudiciales? ¿No es abominable matar a la gente, acaso? Lo mismo da que sean prusianos, ingleses, polacos o franceses...” (“Bola de suif”, traducción de G.Oliver)

Estos días estoy con Guy de Maupassant (1850-1893), un descubrimiento reciente. Escritor de cuentos redondos en los que trata de pintar como un Monet literario el agua, el amor, el otro, la hipocresía. En muchos aspectos es el típico escritor que escribe en una época cambiada, el decía que su siglo era el XVIII, aunque quizás hubieran tenido más sentido sus palabras en el final del siglo XX (“no se pueden tener ideales, porque nunca el objeto amoroso será capaz de realizar, de poner en acto ese ideal”) cuando descree de las instituciones honorables (matrimonio, patria, ardor guerrero,...).

Es un escritor moderno por su crítica, avanzada para su época fin del siglo XIX, de los pilares en los que se asienta el llamado mundo occidental. Antibelicista, poco entusiasmado por nacionalismos patrioteros, denunció el imperio del dinero sobre todos los valores, crítico de la explotación de los débiles, el colonialismo, el racismo, el dominio paternalista de unos sobre otros en virtud de cierta inferioridad. Quizás todo aquello que en la primera década del siglo siguiente tan escuetamente caricaturizó Grosz en la Alemania prusiana (estos días hubo una excelente exposición de sus caricaturas en el MUVIM – Valencia).

Para muchos, hoy también se ocultan las estadísticas de suicidios, el desarreglo del mundo acaba por sepultarlos en la soledad no deseada, y allí también les alcanza. Guy de Maupassant también fue alcanzado, intentó suicidarse y murió loco en julio de 1893.

Quizás olvidó su días navegando con el “Bel Ami” por el Mediterráneo, tardes de sol en barca por el Sena en los dulces remansos de la Grenouilere, olvidó a su amigo Flaubert y ya no recordaba que la felicidad es la espera tranquila y paciente de unas alegrías que no llegan, como un horizonte lleno de esperanza...



14 de febrero de 2008

Mejor que un sueño



1.- Estos días ha estado por estas tierras Leonard Koren y he recordado un libro suyo que adquirí hace un tiempo: “Wabi-Sabi para artistas, diseñadores, poetas y filósofos”. Me atrajo el título, el tema y lo leí porque trata de la idea de belleza relacionada con las cosas sencillas, incompletas, modestas, humildes, algo que desde siempre me ha cautivado. Habla de la cultura oriental, especialmente de la japonesa.

2.- Dice Leonard Koren: “El wabi-sabi es una apreciación estética de la evanescencia de la vida. El árbol exuberante del verano es ahora solamente ramas desnudas bajo un cielo invernal. Todo lo que queda de una espléndida mansión son los cimientos desmoronados cubiertos de musgo y malas hierbas. Las imágenes wabi-sabi nos obligan a contemplar nuestra propia mortalidad, y evocan una soledad existencial y una delicada tristeza. También provoca un alivio agridulce que ya que sabemos que toda existencia comparte el mismo destino”

3.- Hoy, sentado en mi escritorio, he percibido por un momento ese alivio agridulce del paso del tiempo y el reencuentro con una persona, como llegada de otro mundo ya lejano. Hoy he localizado, gracias a Google, a mi amigo J.G.M. con el que no charlaba desde hace 35 años y he notado que aquel árbol lleno de hojas es el mismo ahora en el invierno de la vida. Mucha alegría por el reencuentro,aunque haya sido por teléfono, mejor que un sueño.

4.- Cierro el libro y recito un poemita del maestro Ryookan, un poeta japonés contemporáneo de Goethe y Goya:

Ventana abierta:

el pasado regresa.

¡Mejor que un sueño!

7 de febrero de 2008

Valores e ideales



Ahora que se quiere hablar de ciencia y religión, como las panaceas que todo lo explican, para decirnos incluso cómo vivir, unos subidos en sus cátedras y los otros en los púlpitos; Fernando Savater nos dice en un magnífico artículo de
EL PAIS que no hay que olvidar que, además de todo ello, está la filosofía y dentro de ella la ética:

“los descubrimientos científicos de las psicología evolutiva, la neurología o la antropología nos ayudan sin lugar a dudas a mejorar nuestra compresión de la conducta humana y su motivación, pero no pueden monopolizar ni mucho menos sustituir la reflexión propiamente ética sobre valores e ideales”

“En dos palabras: es preciso no confundir lo racional con lo razonable. Lo racional busca conocer las cosas para saber como podemos arreglárnoslas mejor con ellas, mientras que lo razonable intenta comunicarse con los sujetos para arbitrar junto con ellos el mejor modo de convivir humanamente”

Por todo ello, habrá que tener cuidado de los políticos que se nos ponen trascendentales o cientificistas, si no nos hablan además de cuales son sus valores e ideales o al menos con que adornan su cabeza.

2 de febrero de 2008

Luis Buñuel




1.-
En el invierno de 1929 Luis Buñuel, aquel mejicano afrancesado que nació a 47 kilómetros de mi pueblo, ideó y rodó "La edad de oro". La película se estrenó en París al año siguiente y causó tal escándalo que fué prohibida su exhibición en locales públicos hasta 1981, en Nueva York lo hizo antes, en 1980. Además de las imágenes, la provocación inaceptable estaba en las preguntas que se planteaban los espectadores al salir del cine. Aquello era demasiado.




2.-
Por aquellos años en México se había iniciado una sublevación armada de algunos movimientos católicos contra las disposiciones del Gobierno que implicaban un mayor control de las actividades eclesiásticas, la llamada guerra cristera. Unas cincuenta mil personas estuvieron de una forma u otra involucradas en acciones militares, con el apoyo explícito de unos pocos obispos. Años más tarde, con la mediación de los EE.UU., se llegó a un acuerdo de compromiso en el que ninguna de las dos partes, cedió pero las dos se salieron con la suya: el gobierno hacía la vista gorda en las exigencias legales a la Iglesia Católica y esta procuró no disputar públicamente con el gobierno de la nación.

3.-
En su libros de memorias, "Mi último suspiro", Buñuel niega que fuera anticlerical aunque en sus películas exprese su admiración por los misterios cristianos (la caridad, la virginidad de María,etc), en realidad decía: "Yo estoy a favor de los hombres que buscan la verdad. Estoy en contra de todos los hombres que creen haber encontrado la verdad". Y entre estos último los más irracionales son los que con su intransigencia estiman que son los únicos que están en posesión de la verdad.

4.-
Cuando uno lee en "Estupidario. Diccionario de prejuicios" de Gustave Flaubert: "De ahora en adelante ya no se puede ser católico sin ser ultramontano. Orden escrita del cardenal arzobispo de Cambrai, febrero de 1857" , te das cuenta que nada ha cambiado, en España al menos.

5.-
Hoy hace falta un cineasta como el calandino, capaz de incitar preguntas con las imágenes de Cardenales con gorrita manifestándose por el Madrid del siglo XXI, obispos que sueñan con guerras cristeras mientras en África mueren miles de personas ahogadas en el olvido de los antiguos colonizadores.