22 de mayo de 2009

Renacer


(Una página de "Anónimos" ed. Traspies, coloreada por mi)

No me llamo Ismael, pero desde hace muchos años suelo darme paseos por la parte acuática del mundo, la que no puedo pisar, todo aquello que es un continuo sugerir: la literatura. Al igual que el Ismael de Melville, también necesito combatir la melancolía y regular la circulación de la sangre con un libro de relatos en las manos.
Leí hace unos días el librito (Anónimos) de Miguel Sanfelíu, del que no se nada más que lo que leo en su blog. Son cuatro relatos cortos:"Solo","Anónimos", "El campeón de Arequipa", "Renacer", muy sencillos, de fácil lectura pero que dejan un reguero de sugerencias para que el lector las desvele sin oscuridades metafísicas ni empalagosas descripciones.
Los cuatro relatos están ilustrados por el propio Miguel, como aquellos libros de aventuras que leía en la infancia con dibujos alternando las páginas llenas de palabras, palabras que nos abrían mundos tan alejados de nuestras vidas recluidas.
El relato, para mi, más redondo ha sido el último, "Renacer", en el que el narrador descubre que madurar es ser otro diferente casi sin darse cuenta, ese otro que no queremos reconocer en nuestras decisiones más importantes. Me ha sentado bien.


4 comentarios:

Conciencia Personal dijo...

Amigo,
Madurar? en algunas decisiones, en otras, perdura la niña que nunca quiere dejar de ser....

Un abrazote sin influenza, Monique.

Sirena Varada dijo...

"...palabras que nos abrían mundos tan alejados de nuestras vidas recluidas".

Pedro, déjame que te felicite por la definición que, tal vez sin pretenderlo, has hecho de la lituratura. Un sueño dirigido, en palabras de Borges.

Un saludo

Clarice Baricco dijo...

A mi también me gustó. Me quedé con más ganas de seguir leyendo.


Abrazos.

el objeto a dijo...

preciosa esa descripción -casi dolorosa- del madurar, y de ese no querer (re)conocer el otro diferente en el que nos hemos convertido. También el título, casi zen