26 de diciembre de 2012

Nuevos paisajes


Hemos transformado el paisaje y él nos ha cambiado a todos los que vivimos en esta Europa sin norte. Ahora, pasear por la ciudad es ver la multitud de paisajes que interfieren sin darnos cuenta.

No existe el territorio, el paisaje ideológico que nos abruma en los medios, que llena nuestro barrio con lenguas ajenas, que vacía nuestras vidas,  el bosque de innovaciones que no nos deja ver el horizonte, todo me recuerda la frase de Baudelaire citada hace poco po V.M.: "Escucho temblando cada tronco que cae. El patíbulo que erigen no tiene eco más sordo"

Hace unos días, cerca de Sueras, pude acariciar troncos de alcornoque, su corteza rugosa y blanda, imperturbable, para ser arrancada cada catorce años. En la ciudad no existen esos ciclos, todo se transforma como si nevara, puro invierno y nosotros quietos, imperturbables. Nos cambian el paisaje y nos quedamos quietos como los alcornoques a la espera de otros catorce años.



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