9 de febrero de 2012

Nueva York nevado



 Siempre, desde mis primeros recuerdos de la niñez en Caspe, he sentido asociada la imagen del frio y la nieve al desamparo, la pobreza y el miedo. Tal vez el recuerdo del picor de mis sabañones en los dedos de los pies son inolvidables.

Es bueno leer a Bertolt Brecht: EL LUGAR PARA LA NOCHE, en traducción del profesor Francesc Hernández:

He oído que en Nueva York,
en la esquina de la calle 26 con el Brodway,
en los meses de invierno, todas las tardes hay un hombre
que, rogando a los peatones, procura un lugar para la noche
a las personas sin casa que se reunen allí.
Con ello el mundo no cambia,
las relaciones humanas no mejoran,
la época de la explotación no se acorta.
Pero algunos hombres tienen un lugar para la noche.

El viento es apartado de ellos toda una noche
y la nieve que tenían destinada caerá en la calle.

No abandones el libro donde lees esto, Hombre.
Algunos Hombres tienen un lugar para la noche,
el viento es apartado de ellos toda una noche,
la nieve que tenían destinada cae en la calle.
Pero con ello el mundo no cambia,
las relaciones humanas no mejoran,
la época de la explotación no se acorta.

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