17 de abril de 2011

La caseta de libros


Recuerda Ricardo Piglia, citando a Sade, que hay que poner orden en nuestras pasiones. Soy un desordenado y esto me ha procurado un alejamiento de esta columna en medio del desierto vociferante de la red.
Ayer y hoy, día soleado y rodeado de una multitud de lectores, he visitado la feria del libro. Es una ceremonia que no me pierdo porque a veces encuentro alguna sorpresa, este año no. Las casetas repletas de libros, portadas vistosas, música de feria, griterío de niños.
No he visto ningún libro de Vila-Matas, estarán lejos del griterío. Hay una larga cola de adolescentes, de padres y niños ante la caseta de Laura Gallego. Debe de ser muy famosa, padezco un déficit de realidad. No estoy loco.
De regreso a casa con el último libro de Ricardo, Blanco nocturno, pienso que la lectura es un buen reducto si la interrupción no se impone, que puede llevar a la locura. Locura que Piglia define como un exceso de realidad.
Comienzo a leer:
"la experiencia es una lámpara tenue que sólo ilumina a quien la sostiene" L.F. Celine