25 de diciembre de 2011

Butes, el nadador eterno.


Butes de  Pascal Quignard escarba en las tierras resecas de la Grecia de Teombroto para trazar el mapa que conduce a la música. Teombroto se suicidó después de leer el Fedón de Platón, en donde descubrió las enseñanzas de Sócrates sobre la inmortalidad del alma. El Butes personaje mítico que atraido por el canto de las sirenas se lanzó al agua para no oir la música de Orfeo, el civilizado, el que mantiene sentado en su bancada a los remeros, el que con su plectro arranca notas a su caparazón de tortuga para que los remeros no oigan la música originaria de las aves con cabeza y busto de mujer.
"¿Qué es la música originaria? El deseo de arrojarse al agua.
Los dos, Teombroto y Butes, huyen de lo corpóreo para alcanzar la paz en las aguas profundas donde los dioses permanecen sin tiempo ni espacio, sumergidos en la música prenatal.
"¿Qué hay en el fondo del deseo de arrojarse al agua? ¿Qué hay en el fondo del deseo de sumergirse en la cosa que obsesiona; de dar el último salto; de lanzarse sin demora y decididamente en pos de lo que se ignora; de franquear el Rubicón; de romper las amarras; de librarse de todas las precauciones; de arrojarse a la boca del lobo; de jugar a fondo perdido?
 La respuesta podría estar en las lápidas de la sepultura de Paestum, la del nadador que se lanza desde una construcción de columnas al agua totalmente desnudo, sin miedo.

No hay comentarios: