23 de julio de 2010

Hojas de estío 2010, Dublineses




Joyce si no hubiera sido por Nora habría sido un simple profesor de idiomas que soñaba con ser un gran escritor, más famoso que W.B. Yeats. Lo consiguió a base de sablazos a amigos y familiares, quedándose casi ciego, huyendo de la pobreza y miseria de su casa paterna. Creía en la literatura sobre todas las cosas humanas.

En Un triste caso, de su libro Dublineses, leo en esta noche lluviosa antes de tomar el avión a Galway.

No tenía colegas ni amigos ni religión ni credo. Vivía su vida espiritual sin comunión con el prójimo, visitando a los parientes por Navidad y acompañando el cortejo si morían. Llevaba a cabo estos dos deberes sociales en honor a la dignidad ancestral, pero no concedía nada más a las convenciones que rigen la vida en común. Se permitía creer que, dadas ciertas circunstancias podría llegar a robar en su banco, pero, como estas circunstancias nunca se dieron, su vida se extendía uniforme -una historia exenta de peripecias. 

18 de julio de 2010

Hojas de estío 2010, la llama



No los he leído todos. Después de Desgracia perdí el interés. En general, yo diría que su obra carece de ambición. El control de los elementos es demasiado férreo. En ningún momento se tiene la sensación de un escritor que deforma su medio para decir lo que nunca se ha dicho antes, que, a mi modo de ver, es lo que distingue a la gran literatura. Demasiado frío, demasiado pulcro, diría yo. Demasiado fácil. Demasiado falto de pasión. Eso es todo.”

Ficción autobiográfica. Esto es Verano, que estos días he leído cercado por una brisa, fresca y bulliciosa, cerca del Mediterráneo. El relato edificado sobre cinco personajes entrevistados para una biografía del premio Nobel fallecido John Coetzee (pura ficción), donde se recopilan opiniones sobre sus dificultades para relacionarse, su obsesión por escribir, su aclimatación al régimen racista sudafricano de los años setenta.

Es una invitación a leer sus libros y encontrarse con un escritor que es capaz de decir sobre si mismo, en boca de la madre de una alumna suya:


“Porque, a mi modo de ver, tener talento narrativo no basta si uno quiere ser un gran escritor. También tienes que ser un gran hombre, y él no lo era”
“¿Cómo puedes ser un gran escritor si no eres más que un hombrecillo normal y corriente? Sin duda debe de haber cierta llama en tu interior que te distinga de la gente de la calle. Quizá en sus libros, si uno los lee, pueda ver esa llama”

11 de julio de 2010

Hojas de estío 2010, demolición.


Al salir de la residencia donde está ingresada traté de recordar su imagen de antaño, cuando sus ojos me reconocían y sus manos eran menos transparentes.
Ver a un grupo de personas muy mayores, algunos aislados en un sueño incomprensible, con sus miradas vacías, es ver los estragos del tiempo en nuestros cuerpos, la demolición que se inició sin darnos cuenta cuando éramos más dichosos.
En esa soledad tan cruel, soledad quizás deseada para no sufrir tanto en compañía de seres queridos, uno se diluye como el agua en la arcilla de un pantano seco.
Esos rostros, anticipo de los nuestros, que no apreciamos pero que un día llenó nuestras vidas y que ahora remueven los recuerdos de nuestra infancia, de nuestra juventud. Esos rostros son como las casas antiguas, ahora abandonadas, en pueblos solitarios y lejanos de las ciudades, que el tiempo desdibuja como los recuerdos y que la imaginación los llena de vida.

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4 de julio de 2010

Hojas de estio 2010, el autor



Dejo a Riba confuso en las nieblas del mar de Dublin, optimista por la aparición del autor envuelto en su gabardina de misterio. Está es la verdad de la creación literaria, el autor. V-M cita a más se sesenta autores. Qué importa que sus palabras estén grabadas en tablillas de arcilla, de papiro, a mano o en máquinas o en soporte digital...

Miro al Mediterráneo curado de espantos, y no dice nada con el mismo ruido de siempre aunque esté roto por algún bocinazo de un turista nervioso que llega cansado de Zaragoza.

Dice el narrador "Toda vida es un proceso de demolición, pero los golpes que llevan a cabo la parte dramática de la tarea...no hacen patente sus efectos de inmediato" , mientras, escucho una de las canciones que suenan entre las paginas de Dublinesca antes de coger el Verano de Coetzee.


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