1 de febrero de 2010

Das weisse band, una tesis sobre el horror


Al salir del cine, en la noche fría de camino a casa, recordé los días fríos de mi niñez caspolina, días de dolor y miedo, mucho miedo, que no congeló las risas de los juegos en el campo.

En Das weisse band (La cinta blanca), con una realización en blanco y negro muy bergmaniana, escuchas y ves con claridad el respirar entrecortado de una comunidad encarcelada con rejas de misterio, dogmatismo y ternura. Un relato, así comienza, dentro de la tradición rural del cuento y por lo tanto con un sentido dirigido hacia el esquema de la moralidad pública. Lo privado, en cada una de las parejas o grupos familiares, está dominado por un paisaje de explotación, desigualdad social, todo ello a la sombra de las creencias religiosas y la disciplina por encima de cualquier rastro de afecto y sentimiento. Afecto y sentimiento de la primera niñez (la escena del niño con su jaula es todo un tratado psicológico sobre la sumisión y la ternura) que luego se transforma como una metamorfosis en una mariposa terrorífica.

El epílogo final es el fracaso de aquella sociedad hipócrita que estalla con la guerra, donde el miedo, el dolor y la muerte será una pandemia para todos los que la padecieron. Esta película me ha recordado la narración de Anna Seghers, La excursión de las niñas muertas, por la dulzura y horror que envuelven la historia de sus personajes cerca del río de odio que se incubaba en centro-europa.

Haneke ha logrado licuar el humo del dogmatismo, del fanatismo religiosa, del odio, de la envidia, del horror que flota en la vida cotidiana de personas amables.

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1 comentario:

Clarice Baricco dijo...

Uf, dura. Tengo ganas de verla y ojalá gane en su nominación.

Abrazos.