24 de diciembre de 2009

Recuerdo El lobo y las siete cabritillas



Con los dedos blanqueados de harina, mientras rebozaba las rosadas sardinas, pensaba anoche en un cuento infantil. Ahora comprendo que pudo ser el relato de Perrault, el cuento "infantil", que más me ha marcado,  "El lobo y las siete cabritillas". Lo oí en la radio que mis padres tenían en la cocina, en silencio, muy asustado cuando el lobo se comía a todas las cabritillas, después de engañarlas al enharinarse su patas, todas menos a la más pequeña. Pero el final feliz aún me sobrecogía más, abrir la tripa del lobo para que salgan los pobres animalitos era atroz y la muerte del astuto lobo repleto de piedras me dejaba un gozo pasajero.

Estos días leo, sin prisas, masticando cada parrafada, "God & Gun" de Rafael Sánchez Ferlosio. El escritor que dejó la narración, aunque nunca le faltó un tío Ceferino, y que se empeña en buscar explicaciones por los tortuosos valles del lenguaje más concreto. Al hablar del sentido de la historia, de la Historia Universal según Hegel, cuando la totalidad del tiempo es una historia escatológica cita a este: "Dios rige el mundo, y el contenido de su gobierno y el cumplimiento de su plan constituyen la Historia Universal. La filosofía no aspira a otra cosa más que a comprenderlo, pues solo lo que este plan se lleva a efecto  tiene realidad, no siendo más que corrupta existencia cuanto no sea conforme a ello."La Historia como historia de la dominación.

Después de cenar las sabrosas sardinas mediterráneas y releer la cita de Hegel, mientras en la tele oigo el bombardeo publicitario, pienso que la astucia del lobo y el poderío del cazador que lo mata están sujetos al relato que alguien planeó, un  tío Ceferino cualquiera, y cuando este muera también dejaremos de contar historias y buscaremos en el bosque del lenguaje las verdades ocultas de nuestra historia personal; tal vez imaginemos que lo vivido hasta este momento no es más que el instante en que estamos en la tripa del lobo esperando, sin saberlo,  a que alguien nos saque de allí, de aquí con  música navideña y consignas de corte estalinista para consumir y gastar más por el bien de la patria. La historia de la dominación que no acaba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El cuesto esta buenisimo, me gusto la imagen.
Leanlo y hagan leer a sus hijos