12 de marzo de 2009

Vergangenheitsbewältigung



Detrás de esa palabra de veinticinco letras se esconde la lucha de todo un pueblo masacrado en sus más intimas biografías por una época histórica: "la lucha por aceptar el pasado", como han definido en términos psicológicos la etapa de los años post-nazi de Alemania.

Hoy he visto la película THE READER, basada en el libro del escritor alemán Bernhard Schlink publicada en 1955 "Der Vorleser", magníficamente realizada al decir de los críticos pero que para mí es la película más completa al analizar los sentimientos, la historia, la cultura y la catarsis del pueblo que quiere asumir su pasado.

Las referencias literarias a Homero, Chejov, D.H. Laurence son como los marcadores de lectura que en romance amoroso va pautando el relato futuro de amor, violencia, y de la oscura personalidad de la protagonista, desgraciada y analfabeta.

El final, es para mí, el momento cumbre donde se cruzan todas las tramas de la historia, el personal de los protagonistas, el asumir el pasado, el drama y la paradoja de la víctima del Holocausto que no se presenta como tal y ante todo el futuro: no está en visitar los campos de concentración, está en la cultura.

Y la historia se reinicia de nuevo en un cementerio cuando el padre narra a la hija su aventura de aquel verano, verano por cierto con chapuzones y baños de los jóvenes que me ha recordado "El gato y el ratón" (1961) de Günter Grass. La aceptación del pasado en el presente y como el ángel de la historia de Paul Klee que le empuja al futuro.

Como es lógico he raptado al polvo del estante "La dama del perrito" y leo en voz alta:

Y en esta inmutabilidad, en la completa indiferencia hacia la vida y la muerte de cada uno de nosotros se esconde, quizá, el secreto de nuestra salvación eterna, del ininterrumpido movimiento de la vida en la tierra, del constante perfeccionamiento.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si Alfredo, aceptar el pasado es vivir de una forma tranquila y "alegre desesperanza" el presente.A mi edad el futuro no me asusta como antes, tal vez es porque ya no lo veo tan lejano. Me ha entrado muchas ganas de ver la película.

Sirena Varada dijo...

Hola Pedro;
coincido en que el pasado impregna (ya sea una persona, ya sea todo un pueblo) todas las capas que recubren el alma (ya sea individual, ya sea colectiva). El pasado nunca pasa aunque ya haya pasado. Su peso adquiere fuerza indestructible cuando viaja con el recuerdo. Cosas como el holocausto nunca se recuerdan porque jamás se olvidan. No se trata de aceptar el pasado sino de aceptar la carga que llevaremos siempre sobre nuestros hombros. Permanecemos atados a unos hilos que el tiempo ya ha roto. Prisioneros de miradas que habitan en el horizonte que se pierde en nuestra espalda.

Saludos cordiales también para ti Pedro y un abrazo.

Clarice Baricco dijo...

Me gustó muchísimo el libro. Después vi la película y también me gustó.
Me quedé con mucha nostalgia.
("La dama del perrito" es de mis historias favoritas).

Abrazos.

Amparo dijo...

Gracias por compartir estas interesantes visiones...
Abrazos