29 de agosto de 2008

Hojas de estío VII, Perec

Ver el horizonte marino muchos días seguidos, esa línea recta irreal que funde el mar y el espacio celeste, me lleva a buscar lo curvo, los meandros irregulares de la vida urbana. Es como si pensara que la rectitud es una creación humana, absurdamente ideal que nos trazamos como una meta inalcanzable.
En el magnífico libro de George Perec "Especies de espacios", en su exposición de cómo creamos el espacio reproduce unas líneas del libro que leí el año pasado "Tristram Shandy" de L. Sterne y que yo rescato al despedir estas hojas de estío:
"En aquesta parte había yo previsto un capítulo sobre las líneas curvas, de modo que se comprobara la excelencia de las lineas rectas...
¡ Una línea recta! el sendero por donde deberían marchar los cristianos de verdad, como dicen los padres de la Iglesia.
El emblema de la rectitud moral, dice Cicerón. La mejor de todas cuantas líneas hayan existido, dicen los plantadores de coles.
La línea más corta, dice Arquímedes, que pueda extenderse de un punto a otro.
Pero un autor como yo y como tantos otros, no está dotado para la geometría; y abandoné la línea recta."

17 de agosto de 2008

Hojas de estío VI, Vila-Matas

Me gusta leer a Enrique Vila-Matas por su literario punto de vista lleno de optimismo, por lo mucho que hay que hacer, en un mundo que parece que camina al borde del vacío. En una entrevista a un medio mexicano hablaba de la necesidad de vivir en este mundo, sin resignación, con nuestra pequeña rebelión individual de bolsillo para no caer en el vacío que nos rodea.

Acabo de leer “Extrañas notas de laboratorio” de la editorial venezolana El otro El mismo. Es un conjunto de ensayos que inciden en sus experiencias literarias como lector y escritor, la literatura como búsqueda de esa otra realidad ficticia o real que nos muestra un sentido de la vida. En uno de esos textos (Conflictos de timidez), al hablar del escritor inglés Samuel Jonhson y su disgusto ante una auditorio que no comprendía su dedicación al estudio y a la literatura y que le hace pensar que esa intimidación le llevase a un comportamiento tímido y silencioso porque no comparta la opinión de la gente normal dice:

[...] se pregunta –S. Jonhson- si no será que se ha privado de todos los goces corrientes de la llamada “gente normal” para recoger ideas que deben dormir en el silencio y para formarse opiniones que no debe divulgar. Es el mismo conflicto de timidez al que se ven arrastrados hoy en día muchos amantes de la lectura, eruditos o simples personas que piensan y ven cómo se ríen de ellos o bien ven que son acusados –extravagante acusación- de leer o pensar demasiado. Sin embargo, no deberían dejarse intimidar y atreverse a divulgar su locura individual, esa “pequeña locura de bolsillo” de que habla Tabuchi, esa locura con la que todos podemos luchar contra la ignorancia generalizada de muchos señores de la guerra, que han hallado en la fórmula de reírse de quien piensa distinto (o simplemente estudia o piensa) una manera de aplastar aquella “furia de la inteligencia contra las piezas gastadas” de la que hablaba Mallarmé. Pero angustia pensar que hayan pasado Mallarmé, Celan, Kafka y Benjamin, por ejemplo, que hayan pasado todos estos pensadores o poetas y tantos otros y que esta inteligencia no haya podido sembrar una labor eficaz en el terreno de la Historia. Y es que tal vez la Historia se ha hecho siempre sobre la base de la negación de una cierta intensidad de inteligencia [...]

A uno le angustia, en este apacible verano, ver los tanque rusos invadiendo Georgia, otra vez la muerte y el dolor, y oír el comentario del inefable señor Bush de que quizás la actuación de Rusia ha sido desproporcionada. Desde luego en 2008 la Historia sigue fluyendo sobre la base de la negación de un mínimo de inteligencia; al menos nos queda la literatura, la risa y la imaginación para seguir vivos con nuestra rebelión de bolsillo que nos permite pensar diferente, ver la realidad extraña que nos rodea detrás de los acontecimientos que vivimos con aparente placidez.


8 de agosto de 2008

Hojas de estío V, Quignard



En estos días después de mis paseos por la orilla del mar, una playa saetada por miles de sombrillas madrugadoras, busco descanso en casa con un libro de Pascal Quignard. “Las sombras errantes”, en edición de Elipsis que deja bastante que desear, muchos errores tipográficos y muchas frases algo confusas que uno no sabe si es falta de “cultivo” mental del lector o errores del traductor.

Quignard es el escritor que entusiasma o aburre desconsoladamente, este texto es un ejemplo para principiantes. Lo he leído con mucho interés y creo que se puede encontrar en sus páginas pensamientos capaces de estimular la imaginación y la reflexión en armonía, todo con un fondo musical siempre presente que debe poner el lector a su gusto.

En el capítulo XIX, habla del mundo oculto, Plutón el Dios que ve en la sombra, hay otro mundo:

“Hay un mundo que está en la otra orilla del Leteo.

Esa orilla es la memoria.

Es el mundo de las novelas y de las sonatas, el del placer de los cuerpos desnudos que prefieren la persiana medio cerrada, o el del sueño que la prefiere más cerrada todavía hasta crear la ilusión de la oscuridad nocturna o inventarla.

Es el mundo de las urracas sobre las tumbas.

Es el mundo de la soledad que requieren la lectura de los libros o la audición de la música.

El mundo del tibio silencio y de la ociosa penumbra por la que vaga y se exalta súbitamente el pensamiento.”