17 de octubre de 2008

Place de la Liberté


En esta placeta de St. Guillem Le Desert, lugar de retiro de un noble primo hermano de Carlomagno en el año 802, he sentido el latido de los tres impulsos más importantes que nos pueden conmover a los humanos: la naturaleza, las ideas y las creencias.

Place de la Liberté, con su árbol centenario, una iglesia del siglo XII al fondo y una escultura en representación de la República nacida en 1789. Detrás del árbol, lo más importante, un puesto de frutas y verduras mientras su dueño prepara el género. El turista respira esta armoniosa convivencia y se olvida de la sangre que como rios recorren el subsuelo.

Según nos dijo el guia de este pueblo, Patrimonio de la Humanidad, la figura femenina con su gorro frigio se colocó en el centro de la fuente y de espaldas a la iglesia, para dejar patente el laicismo del nuevo régimen.

Hoy cuando veo la foto de los dos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, en una cena de gala junto al Cardenal Edward Egan, por un momento me parece que esta pacífica plaza de St. Guillem está muy lejos de lo que llaman el nuevo mundo.

Al llegar a casa releo a Horacio: "a quién por temor de la pobreza carece de la libertad, a los metales prefiere, acarreará ímprobo un señor y servirá eternamente, por no saber contentarse con poco"

1 comentario:

Clarice Baricco dijo...

Tres impulsos!!! ufff..y muy profundos que a veces los olvidamos.
Me has dejado tarea, debo ser más observadora y ver que sitio me produce más.
Me gustaría tanto conocer tu tierra.

Abrazos

Graciela