3 de octubre de 2008

Paz y fraternidad entre todos lo moradores




En 1792 Leandro Fernández de Moratín realizó un viaje por Europa. Como viajero ilustrado anotó sus vivencias y descubrimientos de forma pormenorizada, pero que en cierto modo reflejaban su interés por el teatro, las bibliotecas, los modos de comportarse socialmente en Inglaterra, Francia, Alemania, Suiza e Italia.

Se maravilla del paisaje verde a orillas del Rin que describe de forma detallista y de las costumbres que definen aquellas ciudades alemanas:

"Antes de esta ciudad (Coblentz) se ve a un lado un hermoso pueblo, llamado Nawyet (Neuwiede), el señor de él ha establecido la más absoluta tolerancia religiosa y han acudido de todas partes artífices, fabricantes y negociantes a establecerse en él; no hay casa que no sea o fábrica o almacén de géneros o taller o despacho de comercio; hay capillas para todos los cultos y un día en el año se reunen todos los vecinos del pueble a dirigir a Dios una oración solemne en que le piden perdón de los pecados, auxilios para la virtud, prosperidad para el pueblo y el señor de él y paz y fraternidad entre todos los moradores. Esta ceremonia se celebra un año en la capilla católica, otro en la luterana, otro en la de los calvinistas, otro en la de los cuáqueros, otro en la sinagoga..."

Ya sabemos como terminó Moratín hace doscientos años, estamos en el 2008 y en Madrid no se ponen de acuerdo ni para celebrar una ceremonia religiosa por los víctimas de uno de los mayores accidentes de aviación ocurrido en Barajas...

Quizás hace doscientos años primaban más los valores que estimulan la armonía y no los de la competitividad.

1 comentario:

Sirena Varada dijo...

Algo tendrá que romperse para hacer el resto nuevo a fuerza de puro viejo y renovarse.
Esa forma de desencuentro (no ponerse de acuerdo para una ceremonia religiosa), como tantas otras, es lo más parecido a escuchar el sonido de campanas vueltas al revés sin aire y sin norte.

Un abrazo, Pedro