12 de enero de 2008

Caída en remolino


(Fotografía de Alfred Domínguez)

“I have started to say”

I have started to say

“A quarter of a century”

Or “thirty years back”

About my own life.

It makes me breathless.

It’s like falling and recovering

In huge gesturing loops

Through an empty sky.

All that’s left to happen

Is some deaths (my own included).

Their order, and their manner,

Remain to be learnt.

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HE EMPEZADO A DECIR

He empezado a decir

“hace un cuarto de siglo”

o “treinta años atrás”

cuando hablo de mi mismo.

Me deja sin aliento:

es como una caída en remolino,

cambiando de postura, haciendo gestos,

por un cielo vacío.

Sólo queda esperar algunas muertes,

incluyendo la mía.

En qué orden, de qué modo,

sigue siendo el enigma.

(Traducción de J.M. Benítez Ariza)

Este poema de Philip Larkin, que hallé en el número 3 de la “RevistAtlantica”, publicada hace diecisiete años, resume con mucha claridad el sentimiento de los que vamos como cayendo por un cielo vacío, con gestos e imposturas y sentimos algunas muertes, hoy la del poeta Ángel González, como señales de un enigma que nunca dejará de inquietarnos.

2 comentarios:

Luis Rivera dijo...

Los poetas se mueren poco poéticamente, muy humanamente. Les quedan las palabras. recuerdo a Horacio cuando escribe en el poema final de su tercer libro de Odas:

"No moriré entero: gran parte de mi
rehuirá a Libitina; creceré sin pausa,..."

Bien sabía que el poeta, si lo es, permanece.

Noemí Pastor dijo...

Lo único bueno de que muera un poeta es que dentro de poco ya puedes comprarte sus obras completas.