16 de enero de 2008

Blancanieves y los normales



El libro que leo estos días ya me ha enganchado, no suele ocurrir muy a menudo, pero esta vez Belén Gopegui lo ha conseguido. “El padre de Blancanieves” es un relato a base de fríos informes, cálidos relatos, como un collage, que va tejiéndose ante los ojos del lector de forma un tanto desmañada pero con un sentido muy claro: tratar de exponer el compromiso social y la mentira en la que vivimos, de la individualidad y lo colectivo, en la acción más que en la pasividad de lo presente, de la ciencia y la subjetividad que nos rodea. A veces incluso en el paisaje urbano, entre los personajes, nos muestra un poema de Roberto Fernández Retamar, poeta cubano que yo no conocía

FELICES LOS NORMALES

Felices los normales, esos seres extraños,
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.

Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.

Hoy he subrayado este párrafo:

“En química parece que sí existen las transformaciones tienes una sustancia, tienes otra y si las unes emerge una tercera sustancia que es realmente nueva, es otra distinta de las dos que tenías. Me gustaría saber química de verdad, comprender ese proceso a la perfección. Pero soy de letra y las humanidades están más familiarizadas con el pesimismo. Porque en las humanidades no puedes librarte de la historia. Del crío caprichoso y el adulto que intenta ser una buena persona no emerge algo completamente nuevo. Los dos están presentes...”

Mañana seguiré leyendo, ¿dónde está el padre de Blancanieves?

3 comentarios:

malditas musas dijo...

Desentrañar la mentira siempre resulta irresistible. Quizá la verdadera química proceda de allí, la combinación entre verdad y mentira siempre da como resultado una verdad propia, intransferible.
El infierno que promete la poesía es tan cercano que quema.

saludos!
Musa

Clarice Baricco dijo...

Apuntado el libro, ya me interesó.


Saludos.

Noemí Pastor dijo...

Pues voy a tener que probar con Gopegui, porque ya me la han recomendado muchos.