9 de octubre de 2007

La anguila y el pozo



Aún aturdido por la muerte de un sobrino, joven profesor de Ecología, he acudido a mi colección de poetas nórdicos con la ilusión de refrescarme con las estrofas de nieve y vida, que con tanta pulcritud te encuentras en las hojas del libro Poesía Nórdica (Ed. de La Torre).

Este poema escrito en 1982 es inquietante pero sereno. Es de Lars Gustafsson, poeta, filósofo y novelista que precisamente el pasado mes de mayo publicó un artículo (La lógica de la tolerancia) en EL PAIS, donde explica su postura sobre el multiculturalismo en una sociedad occidental en crisis.
A uno le ocurre, como al poeta, que a veces se siente anguila y pozo a la vez:
En la vieja Escania había una costumbre:
En los negros y profundos pozos
echaban crías de anguila marina.
Estas anguilas se quedaban toda la vida
cautivas en las tinieblas de los profundos pozos.
Manteniendo el agua limpia y cristalina.
Cuando alguna vez sube la anguila del pozo,
blanca, horrorosamente grande, capturada en el cubo,
ciega, retorciéndose, entrando y saliendo
del misterio de su cuerpo, sin saber, inconsciente,
todos se apresuran a echarla de nuevo al agua.
A menudo me creo estar
no sólo en lugar de la anguila en el pozo,
sino ser pozo y anguila a la vez.
Prisionero en mí mismo, pero ese yo
es ya algo diferente. Estoy allí.
Y lo lavo con mi serpenteante,
barrosa, blanquecina presencia entre tinieblas.

4 comentarios:

M dijo...

Petrus...

refrescate a golpe de poesia nórdica. O como puedas, pero esquiva dolores y penas...


B x C

malditas musas dijo...

Qué penas más filosas nos conducen a las letras. Pujamos como anguilas, queremos escapar del pozo. Quiénes son los que nos privan de la libertad y por qué. Qué ven ellos fuera del pozo.

Un abrazo de otro pozo-anguila.
Musa

Clarice Baricco dijo...

Gracias por la presentación, no conocía al autor.

Abrazos otoñales.

Ángela dijo...

Es que la contradicción vive, cautiva, en nosotros.

¿Nuez de Aliste, dices? Vivo al lado, que lo sepas.
Un saludo, Petrusdom.