12 de octubre de 2007

Doris Lessing, la admirable intolerante.

Hace años que leí Un paseo por la sombra, libro autobiográfico de Doris Lessing, pero me dejó una sensación de mujer valiente con la mirada firme sin estridencias; de quien sabe que el futuro aunque parezca duro siempre se alcanza reconociendo nuestra pequeñez humana con sus grandes errores pero con ideas sin sectarismos.

Aquella mujer que supo ver por donde camina la historia, porque ella descalzó sus pies para luchar sin perder de vista la claridad de las ideas para una sociedad humana sin distinción de banderas o himnos.

Este libro empieza con una cita de un escritor sufí (por cierto hijo de afgano y escocesa) que hoy, diez años después, es aún más vigente:

“Las personas, individualmente y en grupo, tienen que tomar conciencia de que en realidad no pueden reformar la sociedad ni relacionarse con los otros como seres razonables a no ser que cada individuo haya aprendido a delimitar y a tener en cuenta las diferentes pautas de las instituciones coactivas que le rigen, sean o no oficiales. Poco importa lo que le dicte la razón; reincidirá siempre en la obediencia a la entidad coactiva mientras lleve dentro de sí sus pautas” (Idries Shah, Caravan of Dreams).

Me alegra que los del Nóbel hayan pensado en esta mujer sencilla, escritora, lúcida, firme y luchadora en un mundo tan acartonado como es el de la literatura triunfante. Al final del libro autobiográfico escrito en 1997, después de relatar sus peripecias personales y actividades políticas de los años sesenta, escribe:

“A finales de un siglo de gran romanticismo revolucionario; de aterradores sacrificios para alcanzar los paraísos y los cielos en la tierra y el debilitamiento del estado; apasionados sueños de utopías, mundos fantásticos y ciudades perfectas; intentos de comunas y mancomunidades, de cooperativas, de kibutzin y koljoses… después de todo esto, ¿quién de nosotros habría creído que la mayor parte de los habitantes del mundo se conformarían agradecidos con un poco de honestidad, una mínima competencia del gobierno?

Uno admira a esta mujer, antaño intolerante y luchadora contra el racismo de su país, las desigualdades sociales y ahora, también intolerante, con la alienación de las ideologías. Una mujer que ahora a sus 87 años piensa esto de los hombres, según destaca en una entrevista en The Times:"Los hombres han sido un invento reciente. Tienen ideas diferentes, pero son imprevisibles, no se puede contar con ellos. Todavía no se ha asentado. Estará usted de acuerdo en que, la mujer es más firme, sólida. Tienen un empaque con raíces, aunque no pensemos así"

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy amable de su parte el haberme añadido como enlace. Correspondo cabalmente con la cortesía.

Saludos

Joseph T. dijo...

Me ha encantado la cita de Lessing. Esta tarde se la voy a robar.

Clarice Baricco dijo...

Fíjate que por un buen amigo de blog, supe de ella hace un año.
Aún no la leo y sé que debo de hacerlo pronto.
Bien por ella y el premio.

Abrazo