26 de abril de 2007

Fotomontaje



Esta mañana al dar un paseo por las calles de mi barrio he visto salir de una tienda de electrodomésticos a un hombre cargado de bolsas y cajas. Casi no podía andar con sus manos como tentáculos agarrando todas sus compras. Miraba alegre sin pensar en todos los que estábamos observando su penosa marcha por las aceras de la tranquila calle.

Más tarde he recodado unos versos del poeta, para mí desconocido, Raúl Carlevaro que parecían escritas por el hombre cargado de bolsas:

Una mujer me mira

desde una ventana escondida

escudriñándome

mientras yo camino

por una calle tranquila y oculta.

Cierra la ventana algo molesta

por mi innovadora intromisión.

Yo sigo.

Dos muchachos

al pie de una motocicleta

me miran algo provocativamente

como si yo viniera a descubrir un secreto largamente

atesorado por ellos.

Sigo.

La calma es casi absoluta.

Hay algunas plantas columpiándose hacia las veredas

y un sol débil que parece un huésped íntimo.

Me cruzo con un anciano que me apunta con el bastón

lo retira y se va mirándome

con un solo ojo

por detrás.

Yo sigo sin saber adonde.

Josep Renau decía en 1929: “Queremos un arte que nos enseñe la fisonomía moral de una época” y lo quiso expresar a través de sus fotomontajes, pero en el siglo XXI esta frase ¿tiene validez? Yo no lo sé, porque el ser humano ha sido engullido por los objetos y vivimos inmersos en un mundo que parece planificado sobre las dos máximas de Goebels: propaganda y organización.
El fotomontaje ahora sería como una monstruosa figura de objetos, miles de objetos, que engulle un ser humano desnudo y alegre pero desconcertado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

desde luego, estamos cansados de tantos objetos, es muy difícil prescindir de los prescindibles, tantos objetos alejan al ser humano de la serenidad

Anónimo dijo...

Bravo!:D

Renton

Clarice Baricco dijo...

Cuánto necesitamos valorar, cuánto!

Interesantes tus textos anteriores y el actual.

Saludos...