14 de marzo de 2007

La condena


(de Egon Siegel)

Es una historia escrita en 1913 por F. Kafka, cuyo inicio está lleno de optimismo primaveral pero con un final dramático, inesperado pero siniestro. Para que haya una condena tiene que haber una ley, un juez, un acusado y un delito. Georg Bendemann comete el mayor de los delitos posibles, intento de "parricidio" (el orden, la sociedad bien pensante, la seguridad) y su padre (el juez por ley natural) dicta la máxima pena por haber intentado su desaparición, no por rebeldía sino por suplantación en el orden establecido.

El dejarse caer de Georg en el río Moldava, mientras por el puente pasa el tráfico interminable, mientras la vida discurre en la ciudad, es la representación de que es imposible subvertir el sistema dentro del mismo. La visión pesimista de Kafka tuvo su final trágico con el advenimiento del nazismo y demás gobiernos dictatoriales -paternales- , muchos Georg se "dejaron caer en el río" sin ofrecer resistencia.

Cien años después ¿todo sigue igual?.

4 comentarios:

azzura dijo...

Quiero pensar que no, que no todo sigue igual, que las cosas van cambiando a mejor;)
Me gustó tu post, felicitaciones
Un abrazo y buen día

Nochestrellada dijo...

Me gustan mucho las obras de Shiele...especialmente sus àrboles otoñales...despojados...solitarios
...
saludos

Conciencia Personal dijo...

Soy necia en la esperanza, en que no todo siga igual.

lunamora dijo...

APRENTEMENTE EL ORDEN NO SE PUEDE SUBVERTIR, PERO TODO SISTEMA POR CERRADO QUE SEA, TIENE SUS FRACTURAS. (¡A DIOS GRACIAS! JA, JA. HASTA PARA DAR LAS GRACIAS TENEMOS QUE REFERIRNOS AL "PADRE")

INFLEXIÓN LUNA MORA