4 de marzo de 2007

El mundo real



“Llueve y hace frío. Un día de perros. Las aceras moteadas de “eme punto” caninas y en las aceras televisivas políticos ceñudos insultan con verdades inventadas, vocablos pintados también con “eme punto”. En la esquina de la calle una joven toca una armónica. Siempre la misma melodía, pegadiza y cortante trata de abrirse camino en la selva de ruidos urbanos.
En la naturaleza todo está en permanente transformación, más lenta o más rápida, desde el mundo microscópico hasta las grandes galaxias, todo cambia desde el alba de los tiempos. Los que creemos en el progreso, hacemos de este principio tan elemental un puntal de lucha continua para mejorar las condiciones de todos los humanos. Y en ese menester no nos damos cuenta de que existen unos pequeños monstruos, que como fermentos, actúan a su aire transformando todo lo que encuentran a su paso.
Uno de esos monstruos invisibles es la ambición, que debidamente dispuesta a temperatura adecuada, concentración, presión y aislamiento producen unas criaturas ricas en detritus donde crecen muy bien los resultados económicos de las empresas.
Pero hay otros monstruos buenos que como el Kéfir al fermentar en un medio natural, sin hipocresías, y a temperatura cálida produce un líquido afectuoso y muy rico para mejorar la convivencia entre todos los humanos, la solidaridad.
La sociedad a medida que eleva su nivel económico, nivel de vida se dice, y se aleja de las inclemencias del hambre y la inseguridad física, favorece más al crecimiento del hongo de la ambición y languidece el de la solidaridad.”
(Extracto del diario de un empleado de banca sin piercing lingual)

2 comentarios:

Conciencia Personal dijo...

Las contrapartas de una sociedad, de la globalizaciòn, creo que la peor pornografía en el mundo es el hambre, la ambiciòn.

Es un placer conocerte.

Un abrazo, monique.

malditas musas dijo...

Ese mostruo somos nosotros: el miedo a quedarnos solos nos ha llevado a llenar de cosas el vacío, de ahí la ambición. Humano solo que busca a su padre y lo reemplaza por juguetes explosivos.

He respondido a tu análisis (tan interesante, por cierto) sobre la Viena Finisecular.
Gracias por la posterior aclaración, a ver qué opinas.

Un abrazo!
Musa Rella